Con el
debido respeto, usted no me representa. Usted heredó el gobierno corrupto del
comunista Pedro Castillo y, sin ninguna duda, el puesto le queda inmenso ante
su limitada capacidad. No me impresiona la “verborrea” de sus mediocres y
asustados consejeros, pues las inmensas mayorías ciudadanas están sufriendo en
carne propia el venenoso influjo de la corrupción y el comunismo que asola al
país.
No hay tiempo para hacer diagnósticos. El
Perú está en Cuidados Intensivos y ahora hay que resucitarlo y operarlo sin
demora. Usted señora debe saber que aquí no hay manifestantes, hay
senderistas empujando masas de campesinos comprados con los pocos soles que
ellos no pueden acceder con su trabajo, mientras que otros son obligados a
obedecer el paro para evitar la canallesca destrucción de sus puestitos a la
entrada de sus chozas; pero la mayoría lo conforma aquellos miserablemente
engañados por vuestros interminables consejos de ministros descentralizados,
que utilizaban un masivo populismo electorero para sembrar odio de clases, victimizarse
y promover la lucha armada.
Usted,
señora, inflamada por las arengas de su socio político, declaró enfáticamente
su unidad con el eventual golpista, en tanto éste se enredaba cada vez más en
su desgobierno y su corrupción. El comunismo ideológico fracasaba en su intento
por expandir su dominio latinoamericano, pero entonces reapareció el otro
comunismo, el de los “comechados”, el que inicialmente fue ignorado por
Castillo, el que agazapado y en silencio observaba la lenta destrucción del
país. Entonces los despreciables caviares, capitaneados por el señor de las
chalinas, la hicieron mudar de estrategia. La situación se presentaba
inmejorable: vacar al incapaz y constitucionalmente asumir el poder. Y así
ocurrió. La prensa traicionera se disfrazó de “alternativa” y ciertos canales
televisivos continúan con su canallesca desinformación.
La sucesión
constitucional puso a Dina Boluarte al mando. Como ella bien sabía, se venía lo
que tanto promocionó el premier de Castillo: Apareció el ataque senderista y
ahora la incendiada pradera grita disolver el congreso, destituir a “la
traidora”, implantar la constituyente y liberar al “mártir del pueblo”. Entre
las muchas acciones que le impiden deslindar de su reciente pasado, aún no ha
expulsado al embajador de Cuba, el jefe de la inteligencia enemiga. El gobierno
actual, durante casi un mes, tercamente se niega a llamar terrorismo a la
severa disrupción del orden interno en todo el país, incluyendo a una clara
invasión externa en nuestras fronteras del sur.
Aquí debemos mencionar que el Estado es una organización política
que integra a una población en un territorio bajo una autoridad. En el Perú,
los Organismos Tutelares del Estado
están constituidos por las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional, el Tribunal
Constitucional, la Junta Nacional de Justicia, el Ministerio Público y la
Defensoría del Pueblo. Su función consiste en velar por
nuestra soberanía, mantener el orden interno y buscar el fiel cumplimiento de
las disposiciones de nuestra Carta Fundamental, cautelando los derechos de la
ciudadanía. Según el Artículo 165º de
nuestra Constitución, las FFAA tienen como finalidad primordial garantizar la independencia, la
soberanía y la integridad territorial de la República; asumen el control del
orden interno de conformidad con el Artículo 137º de la Constitución. En cuanto a la Policía
Nacional, el Artículo 166º expresa su
finalidad de garantizar, mantener y restablecer el orden interno,
prestar protección y ayuda a las personas y a la comunidad, garantizar el
cumplimiento de las leyes y la seguridad del patrimonio público y privado, y prevenir,
investigar y combatir la delincuencia.
Lo arriba expuesto y los
sucesos altamente difundidos por la prensa visual y escrita, nos llevan a
condenar la inercia e irresponsabilidad del ejecutivo ante la absoluta y
criminal violación del Estado de Emergencia decretado este 15 de enero, y no
ordenar la intervención
reglamentaria de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional en todo el
territorio nacional, según ha sido claramente
aconsejada por Inteligencia y respetable experiencia civil y militar. Nosotros
seguimos indignados por el infame maltrato a una desarmada PNP que ha sufrido
cientos de heridos y la inmolación del Héroe Nacional José Luis Soncco Quispe.
La despiadada conducta
comunista de causar muertes para atacar la democracia no se inmutó con las
ocurridas durante los desgobiernos de Sagasti y Castillo. Cuando las satrapías
cubanas, venezolanas, bolivianas y nicaragüenses asesinaron y torturaron a
incontables demócratas, ningún caviar comunista molestó a sus camaradas
internacionales. Sus crímenes de lesa humanidad se mantienen impunes y eso los
textos escolares deben enseñar a nuestras próximas generaciones para que
crezcan fuertes y con nobleza. En estos
días estamos asistiendo a escaladas terroristas que no están bajo control. Es
urgente armar a la Policía y a las FFAA para controlar este desorden político y
delincuencial. Como bien dice Fernando Rospigliosi, “se requieren soluciones
radicales, dolorosas pero indispensables, para defenderse del ataque del
terrorismo comunista aliado con bandas de malhechores, que es la definición del
socialismo del siglo XXI”. Si la señora se empeña en su
desastrosa inacción, debe resignar la posta a favor del Presidente del
Congreso, pues el país no da para más. Esta sería la única posibilidad de cautelar el orden
constitucional. Lo que el Perú necesita
es un Presidente Jefe de las FFAA y PNP que recupere el orden interno y le
quite el miedo a inmensos sectores del Perú profundo que solo piensa procurar
su sustento familiar; solo entonces podrán asistir bien protegidos a depositar
un voto libre de amenazas.
Nada se logrará con la
estéril discusión sobre adelanto de elecciones,
que es lo que busca la turba comunista, ahora que aún cuenta con su fraudulento
poder judicial. ¿Acaso olvidamos que ese es el mecanismo utilizado por el
comunismo internacional para dominar el congreso, el último reducto de la
democracia? Ya lo decía anoche, muy oronda, la periodista caviar: “ahora la pelota está en la cancha del
Congreso”. No, señora, la pelota la tiene nuestro mejor equipo, las fuerzas
armadas y policiales.
Sin embargo, el viernes 27,
el Congreso había aprobado reconsiderar adelanto de elecciones para 2023; la
propuesta fue presentada por Fuerza
Popular, argumentando la persistencia del vandalismo en el país. Tamaña
ingenuidad fue pronto secundada ayer por nuestra “aterrada” presidente,
demandando que el Congreso apruebe un nuevo adelanto de elecciones para octubre
2023 y amenazando con presentar decretos legislativos de urgencia para una
reforma total de la Constitución. Da la
impresión que Boluarte ha cedido al chantaje de los senderistas. ¿O aquí hay un
gato encerrado?
Hoy, nuestro Congreso
enfrenta un nuevo y peligroso camino. La población está de acuerdo con la
proyectada elección para abril 2024. La mayoría demócrata debe exigir al
Ejecutivo aprobar el control absoluto del desorden y el caos mediante el
desempeño profesional de nuestras FFAA y PNP. Es inquietante la proyectada y
divergente posición del fujimorismo. El país no soportará caer en los errores
del pasado. Ha llegado el momento de mantener una sólida unión democrática para
no caer ante un adversario que pretende convertirnos en un campo de
concentración.
La inmensa mayoría del país necesita orden, paz y trabajo. Este
gobierno de transición no nos representa. Nosotros tenemos la Fuerza, no lo
olvidemos.