jueves, 3 de noviembre de 2022

¡REFORMA DE LA SALUD, YA!

Este desastroso gobierno de Castillo no tuvo ahora reparo alguno para seguir traficando con la salud del pueblo. En contubernio con su compinche Cerrón, ha nombrado como ministra a una persona ignorante de la salud de los 33 millones de peruanos. Graduada en una “facultad de medicina” que no pudo acreditarse por la Sunedu, institución que ni siquiera emplea exigentes estándares modernos para aprobar escuelas médicas en el país, la señora Portalatino aparentemente no está registrada en el Colegio Médico Peruano y no posee estudios de postgrado.

La orfandad profesional de este nombramiento de Castillo es una indignante muestra del desprecio hacia una población, cuya salud no puede ser manejada por gente improvisada e incompetente.

Hace 17 años que vengo proponiendo un modelo de Reforma de la Salud en el Perú. La pandemia, aparte de su criminal manejo, desnudó severas deficiencias en el sistema de salud, lo cual denunciamos mediante la publicación de indicadores actualizados anualmente. Este esfuerzo fue ignorado a través de los años por las numerosas autoridades con las que pudimos comunicarnos. Desafortunadamente, la aparición del Covid-19 en febrero del 2020 descubrió ante los peruanos la cruda realidad. Dos años después, el pueblo sufre por el brebaje venenoso de un gobierno comunista corrupto que no solo pretende destruir al país sino que también demuestra un temerario abandono a la salud pública. Con este último asalto a un Ministerio de Salud estancado en el siglo pasado, un conocido clamor ciudadano puede parafrasearse como ¡Reforma de la Salud Ya!

Es claro que una verdadera actualización de los indicadores de salud sería imposible por los estragos ocasionados a los respectivos sistemas mundiales y, en particular, latinoamericanos. Sin embargo, la propuesta es hoy más urgente que en el pasado, si consideramos que los peruanos se estaban recuperando de serios problemas socio-económicos causados por la mortal viremia, sin darse cuenta que el aislamiento sanitario fue aprovechado con alevosía y ventaja por un enemigo enquistado en instituciones gremiales, educativas y judiciales, que fácilmente ha prevalido en una sociedad política y socialmente disminuida.

De lo anterior se desprende que la lucha actual por recuperar la democracia y la libertad es similar a poner la ciudadanía en Cuidados Intensivos para tratar de alcanzar nuestros niveles pre-pandemia. Sin embargo, es urgente tener muy claro el proceso de recuperación que nos permita corregir el sub desarrollo sanitario encontrado en el pasado reciente. La pregunta obvia es ¿cómo aplicar el título invocado si no tenemos una idea concreta sobre su realización?

Si el amable lector está de acuerdo con el razonamiento expuesto, el autor de esta nota debe hacer un alto para expresar que una reforma de la salud en el Perú es un proceso complejo, largo y costoso y su propuesta amerita una segunda comunicación para conocerla mejor, debatirla e iniciarla lo antes posible. A propósito del irresponsable nombramiento que originó la nota, podemos adelantar que el inicio de la reforma comienza por aquella de la Educación Médica.