jueves, 16 de febrero de 2023

PESIMA GESTION DE LA COMISION DE SALUD DEL CONGRESO EN TIEMPOS DE CRISIS NACIONAL

 


     En el programa Contracorriente del domingo 12 de febrero el periodista Iván Escudero presentó el tema “Médicos especialistas sin estudiar”. Reporta que el 9 de enero ingresó a trámite un dictamen de proyecto de ley aprobado el 13 diciembre 2022 por la Comisión de Salud y Población del Congreso, que se refería a “fortalecer el Programa de Residentado Médico” (Proponente: Waldemar Cerrón) y “regular y organizar un eficiente funcionamiento del Sistema Nacional de Residentado Médico” (Proponente: Kelly Portalatino). El documento de 26 páginas incluye un artículo que confiere el título de Especialista al médico que haya laborado en una especialidad por seis años, aunque no haya estudiado en un programa de entrenamiento y obtenido de esa forma su correspondiente certificado de especialista.

     Aparte de preguntar qué saben de Residentado Médico los proponentes de este proyecto de ley, tenemos que precisar que la Comisión de Salud para 2022-2023 está presidida por la congresista de Alianza para el Progreso Elva Julón Irigoin, odontóloga por la U. San Martín de Porras (2013) y administradora por la U. Señor de Sipán (2017). La Comisión consta de 22 miembros (11 izquierdistas, 4 FP, 2 APP, 2 RP, 2 no agrupados, 1 Avanza País).

     Mientras el Perú se encuentra asolado por ataques senderistas a nivel nacional, con un gobierno indeciso en recuperar el orden interno mediante las fuerzas armadas y la policía nacional, la Comisión de Salud del Congreso de la República se dedica a ahondar la mediocridad y el atraso de nuestras instituciones de salud.

     El que esto escribe es un médico peruano que tuvo la gran fortuna de entrenarse en el extranjero en cirugía general (cuatro años) y cirugía pediátrica (dos años) y que ha realizado 12,000 operaciones en niños. Habiendo voluntariamente regresado a la patria, comenzó a proponer una Reforma de la Salud desde el año 2005, actualizando anualmente nuestros mediocres indicadores de salud, que hoy nos colocan en el puesto 15 de 21 países latinoamericanos. La reforma de la salud propuesta tiene siete pilares: Adecuación Legal, Plan Nacional de Agua y Saneamiento, Reforma de la Educación Médica, Reforma del Ejercicio Profesional, Atención al Primer Nivel de Salud, Aseguramiento Universal y Acceso Universal a Medicamentos Genéricos de Calidad.

     Debo confesar que dudé tocar un punto tan diferente al caos político y socio-económico que venimos sufriendo, pero en mérito al trabajo del joven periodista de Willax TV, que con Expreso forman parte de la valiente Prensa Libre del país, me animé a presentar un apretado resumen del tema Residentado Médico, que lo hemos discutido dentro de la Reforma del Ejercicio Profesional.

     Para hablar del Ejercicio Profesional, es necesario tocar el pilar anterior, la Educación Médica. La reforma de la educación médica incluye: a) Acreditación de las escuelas de medicina y b) Licenciatura médica o licencia para practicar la medicina.

a)       La acreditación ha sido un fracaso total con la aparición hace tres décadas de innumerables escuelas médicas. En 2018 el Perú tenía 3.6 veces más escuelas médicas que en países avanzados, con el cuento de que necesitábamos más médicos, algo corregido en 2007 con el excelente análisis actual y prospectivo de Víctor Carrasco publicado por el CMP. El Congreso de Humala ajustadamente creó Sunedu en 2014 que, luego de evaluar 143 universidades generales, pretendió acreditar 52 escuelas médicas el 2020. A febrero 2023 solo han aprobado 10 escuelas (San Marcos, Cayetano, UPC, SMP entre ellas). Considero que el proceso de acreditación debe ser liderado por un educador no médico, evaluación llamada externa y que se lleva a cabo en los Estados Unidos (medicina privada) y Canadá (medicina social) desde 1942. Como ocurre en el primer mundo, necesitaríamos 1 escuela médica por cada dos millones de habitantes, es decir, 17. No requerimos cantidad sino calidad.

b)       La licenciatura médica que se obtiene en países avanzados no existe en el Perú, solo basta tener el carnet del CMP. En los Estados Unidos, la licencia médica se obtiene por exigente examen desde 1915, cuando se creó el National Board of Medical Examiners. Nuestra Asociación de Facultades de Medicina viene administrando exámenes nacionales de graduación desde 2003, pero los puntajes se mantenían ocultos a la población, hasta que en 2016, al publicarse los resultados de 25 escuelas médicas (nota global de 10.868), Minsa recién propuso “una ley donde la aprobación de un examen nacional de graduación sea requisito para el ejercicio de la profesión”. Seguimos esperando.

     Ingresemos ahora a tocar el pilar del Ejercicio Profesional. Esta reforma es fundamental para la modernización del Sector Salud. Todas las instituciones que rigen el ejercicio profesional en el Perú están claramente desfasadas y deberían desaparecer. En el siglo pasado, el progreso de la medicina norteamericana estuvo marcado por una gran atención a los estudios de postgrado, donde los galenos se llamaban Residentes. Esto llevó a la formación de los Directorios o Boards de Especialistas. Cada Directorio se convirtió en el ente rector de su especialidad, lo cual estimuló el avance científico y una verdadera atención de calidad a la población.

     En el Perú, en 1976, se creó el Conareme o Consejo Nacional de Residentado Médico, que no llegó a funcionar plenamente sino hasta 1999. Esta institución estaba a cargo de supervisar todas las 70 especialidades y subespecialidades médicas, lo cual era disfuncional. En 2017, pasó a ser parte del Sinareme, llamado ahora Sistema Nacional de Residentado Médico. Estas entidades, con sus respectivos dictámenes, proyectos de leyes, promulgación de leyes y las subsecuentes reglamentaciones de las mismas, conformaron un tinglado burocrático y político muy difícil de entender. Pero más complicado de explicar. Bastaría con enumerar las instituciones que integran el Sinareme: 1.Ministerio de Salud. 2. Escuelas médicas con programas de postgrado. 3. Asociación Peruana de Facultades de Medicina. 4. Empresas u hospitales prestadores de salud. 5. Colegio Médico Peruano. 6. Asociación Nacional de Médicos Residentes del Perú.

     ¿Quién planifica el número y distribución de especialistas? ¿Quién controla la formación académica de las especialidades? ¿Quién ejerce el control del desempeño profesional de los egresados? Hace muchas décadas que estas preguntas son resueltas en el extranjero por los respectivos Directorios de Especialistas. Cada directorio aprueba su programa de entrenamiento; al finalizar éste, el candidato se someterá a un exigente examen escrito y oral administrado por su Directorio. La aprobación del examen otorga al graduado su correspondiente Certificado de Especialista. Cada 10 años rendirá un examen escrito para su recertificación.

     No es este el espacio ni el momento para entrar en más detalles. Lo importante es entender la supina ignorancia de muchos de nuestros padres de la patria y sus inefables consultores.

     Un párrafo final merece declarar que las universidades forman médicos para trabajar en hospitales. Existe una imperiosa necesidad de promover la enseñanza de Medicina Familiar y Medicina Comunitaria, tan necesarias para Reformar la Atención en el Primer Nivel de Salud, el cual comprende al 80% de las iniciales consultas médicas, las cuales deben ser atendidas en Clínicas de Barrio o Postas Médicas, a nivel nacional. Me reafirmo que es aquí donde se requiere la mayor inversión en Salud.

 


sábado, 11 de febrero de 2023

EL PERU DEBE RESISTIR PARA TRIUNFAR

 

     Al principio de la década de los 80, el gobierno tildó de abigeos a las primeras acciones senderistas en Ayacucho; el desastroso Fenómeno del Niño de 1983 complicó seriamente al país. Las fuerzas armadas y policiales derrotaron a Sendero en 1992. Tres décadas después, sobrevino la pandemia asesina y los comunistas tomaron el poder en 2021 utilizando uno de sus característicos comicios fraudulentos. Hoy nos encontramos con un gobierno de transición que reemplazó al encarcelado Castillo el 7 de diciembre pasado, pero que no sabe qué hacer con las turbas senderistas ahora tildadas de manifestantes.

     No es necesario explayarse para describir los dos últimos meses como un caos político y socio-económico producido por la implosión de un gobierno de incapaces, corruptos y traidores a la patria. La gran mayoría de los 33 millones de peruanos anhela la vuelta al orden y al trabajo que les permitan atender a sus familias. En un gobierno infestado de caviares, su depuración ha resultado incompleta y requiere de la impostergable cooperación de las fuerzas democráticas del Estado. Los vándalos y sediciosos se desesperan por adelantar elecciones e imponer una constituyente. Las mayorías nacionales exigen el empleo constitucional de nuestras fuerzas armadas y policiales.

     La Presidente no tiene otra alternativa: O reemplaza a Otárola por un primer ministro tipo Roberto Chiabra o se venda sus ojitos y camina por la rampa hacia el mar embravecido. Parece haber consenso acerca de retener el orden constitucional, pero el ejecutivo no está para mantener un primer ministro probadamente comunista; en ese puesto necesitamos un político liberal, fuerte y enterado. Solo entonces podrán salir los profesionales a recomponer el orden interno, mientras una renovada cancillería expulsa a los embajadores impulsores del castro-chavismo y a los abogados extranjeros del apresado en Barbadillo.

     La lista de otras acciones es extensa, pero destacamos algunas urgentes:

1. Es imprescindible que los congresistas democráticos mantengan una férrea unidad conservando votaciones mayoritarias y aprobando reformas indispensables que nos lleven a elecciones absolutamente transparentes, incluida la destitución de Salas Arenas y sus secuaces.

2. El poder judicial, el ministerio público y la mayoría congresal están llamados a identificar y apresar a los gobernadores regionales responsables del desorden, así como presentar acusaciones constitucionales a congresistas implicados en el delito de apología al terrorismo.

3. El ministerio de Economía y Finanzas podría adaptarse a una economía de guerra, empezando por detener el interminable apoyo del MEF a Petroperú, especialmente ahora que la incrementada pobreza necesita urgente atención. La Fiscalía necesita más presupuesto pues su labor está sobredimensionada.

4. Con respecto a las agrupaciones políticas demócratas, es imperativo mantener un frente electoral responsable, desprovisto de ambiciones, para no caer en los errores del pasado reciente. Aquí, el papel de la prensa libre será fundamental, propiciando la unión y debates puntuales entre candidatos; ésta es la única manera de exponer ante la población la solvencia intelectual y capacidad de gestión de los diferentes candidatos. Nuestros procesos electorales se caracterizan, desgraciadamente, por múltiples encuestas durante un largo período de tiempo y escasos debates una a dos semanas antes de ir a las urnas; es la hora de hacer lo opuesto para realmente servir a nuestro querido Perú.

     La historia enseña que la resistencia es el camino a la victoria.