Para que despierte a nuestra juventud, que anda mayormente ocupada en
chatear a todas horas escuchando reggaetón o siguiendo los más “trendy” TikTok,
sin importarle aprender la historia reciente del suelo que la vio nacer. Esta
es una de las dos generaciones que dejaron de recibir clases de Educación
Cívica hace cuatro décadas.
Mientras tanto, usted, Don Jorge, podría ayudar a esta modesta pluma
para acuciosamente describir cómo, hacia mediados
de setiembre, el país estaba gobernado por un corrupto golpista, mentiroso
patológico y consumado traidor de la política, a diez meses del final de su
mandato y siete meses de las elecciones generales de abril. Había por ese
tiempo un sector poblacional, cauto para algunos y típicamente pusilánime para
otros, que consideraba prudente seguir el statu quo en vista de los graves
problemas sanitarios y económicos causados por el desastroso manejo de la
pandemia de un gobierno incapaz. Sin
embargo, un importante y vigilante sector favorecía la vacancia presidencial.
Desde luego, no debemos olvidar al minoritario pero organizado grupo de los
conspiradores infiltrados estatales, partidarios del caos y la violencia para
capturar el poder.
El 9 de noviembre, la inmensa mayoría del Congreso de la República, sucesor de aquél
cerrado por el golpista 13 meses atrás, ejerció su absoluto derecho
constitucional y vacó al usurpador, golpista e incapacitado moralmente para
gobernar. Manuel Merino de Lama, presidente del Congreso, juramentó como
temporal jefe de gobierno y pronto conformó su gabinete de transición.
Aquí es donde invoco su legado, Don Jorge, para que me certifique cómo
es verdad que el 12 de noviembre ocurrió
el “Plan B” del comunismo latinoamericano (el “A” era para julio 2021),
gracias a la traidora prensa comprada por Vizcarra, la cual inició una abrumadora
campaña televisiva denunciando “¡Congreso
da golpe de Estado!”, no en defensa de la democracia sino en su
desesperación por perder su corrupto y escandaloso “avisaje estatal”. Algunos
candidatos caviares aprovecharon la exposición visual, llamando a protestar.
Muy distinta y ominosa fue sin embargo la aparición de sujetos expertos en el
vandalismo más salvaje, mercenarios del caos predicado por los anti-patria y
exhibiendo un odio visceral a la policía. En pleno jirón de la Unión, los días
12 y 13 de noviembre, arrojaban pedrones a la policía que les impedía su paso a
la Plaza de Armas. Les gritaban: “disparen,
que necesitamos unos muertitos”. El 14 se convocó una marcha pacífica por
diarios, TV y redes sociales. Muchos jóvenes, creyendo defender la democracia,
fueron infiltrados por los violentistas a la altura del Parque Universitario,
quienes los conminaban a dirigirse al Congreso. Estos son parte de una organización pro-terrorista,
responsables de los incendios y caos en Chile. Se les conoce como ANTIFA y se
disfrazan de “barras bravas” con lo que exaltan a los incautos. Como han hecho
en otros países, atacaron la policía con bombardas, fuegos pirotécnicos y
rocas, recibiendo gases lacrimógenos y perdigones de goma. Es en este caos que,
en la noche del sábado 14, fallecen dos jóvenes con antecedentes judiciales.
El domingo 15, los anarquistas acusan de asesinos al nuevo gobierno de
transición y a la PNP. Los políticos caviares y la prensa comprada logran la
renuncia de Manuel Merino. La investigación de los dos fallecimientos parece
haberse esfumado cuando apareció evidencia que los disparos vinieron de la
multitud y no de las fuerzas del orden. Curiosamente, muchas cámaras de video
en el lugar de los hechos no funcionaban y el alcalde de Lima solo pedía muy
airado la renuncia del Presidente, disfrazando su responsabilidad.
La estrategia funcionó. La izquierda jaqueó a la mayoría parlamentaria,
cuya falta de carácter y evidente debilidad institucional, permitió que la
camorra de la calle impusiera un cambio de gobierno a favor de una minoría de representantes
del pueblo. El 18 asumió un caviar la presidencia y una comunista confesa el
congreso.
¿Cómo pudo ocurrir esto en el Perú? Hablemos, Don Jorge, del globalismo ideológico que patrocina el
Foro de Sao Paulo desde 1990, ese engendro que agrupa a políticos de izquierda,
centro-izquierda y extrema izquierda para combatir la democracia en
Latinoamérica. Gestado por Fidel Castro, fue organizado por Hugo Chávez y Lula
da Silva, para trasladar la destrucción de Cuba a Venezuela y sembrar
metástasis en Brasil, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Argentina y, muy
recientemente, en Chile.
Si usted viviera entre nosotros, Don Jorge, ¿no nos hubiera hace tiempo
hablado de Miguel Henrique Otero, el exiliado director de El Nacional de
Venezuela, quien nos advierte que “el Foro de Sao Paulo es la más poderosa y
extendida organización criminal del planeta”?
Miguel Henrique Otero nació en Caracas en 1947. Se graduó Matemático por
la Universidad Central de Venezuela y estudió Economía en Cambridge y
Sociología en la Sorbona. Ha sido diputado en tres quinquenios representando a
la Democracia Cristiana. Como propietario y director de El Nacional, se
convirtió en el principal opositor de Chávez y Maduro. Muerto Chávez en 2013,
ya había cerrado radios y televisoras y empezaba a silenciar 70 periódicos. En
2015 Otero se trasladó a Madrid y desde allí trabaja a favor de la democracia
en Latinoamérica. El 17 de enero 2020 publicó en ABC “La Internacional de la Desestabilización”, detallando cómo Fidel Castro se valió
de la riqueza petrolera venezolana para crear el Foro de Sao Paulo: “En su estructura concurren grupos dedicados
al terrorismo y el narcotráfico, gobernantes que han desfalcado las arcas
públicas de sus respectivos países y delincuentes que, supuestamente afiliados
a propósitos políticos e ideológicos, forman parte activa de extendidas redes
de corrupción.” En líneas generales, se trata de promover malestar social y
revueltas mediante cualquier forma de violencia
y sedición.
Es sabido que Chávez decidió exportar su revolución bolivariana por todo
el continente, mezclando delito y política. Durante veinte años, miles y miles de maletas llenas de dólares
han sido utilizados para financiar el Foro aludido. Estos aportes, incluyendo los
enviados a sus títeres en Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Argentina y Perú,
sumaron la friolera de 58,950 millones de dólares, según confirma Luis
Oliveros, economista y profesor universitario venezolano. La actual crisis
económica en Venezuela la obligó a encontrar recursos en un enorme narcotráfico, como aquel
practicado por Fidel a mediados de los 80, cuando la ayuda económica de Moscú
empezaba a agotarse. Adicionalmente, la izquierda latinoamericana ha encontrado
el apoyo de la Open Society Foundation de George Soros, con significativas
donaciones a ONG’s peruanas (IDL, Proética, IEP, Aprodeh, etc).
La última reunión del Foro tuvo lugar del 22 al 24 de enero en
Caracas, donde se definieron las acciones para 2020 y 2021 en Chile, Bolivia,
Ecuador, Brasil, Uruguay, Colombia y Perú. Por esa fecha el coronavirus ya se
extendía por Asia, Europa y Norteamérica. El gobierno autoritario del corrupto
Vizcarra había saturado de izquierdistas el ejecutivo y el poder judicial y su
desastroso manejo de la pandemia había debilitado seriamente al país. La vacancia
del 9 de octubre desencadenó la violencia y sedición que se extendió al poder
legislativo y desde el 18 de octubre el izquierdista Francisco Sagasti se hizo
del poder.
Así comenzó el linchamiento de la
democracia, proceso que describe Otero el pasado 22 de noviembre. Consiste
en un ataque cibernético de tres frentes: 1. Desinformación reinante, falsa y
violenta. 2. Resentimiento, negatividad, malestar e incertidumbre. 3.
Instauración de una cultura de odio.
Los tres frentes buscan liquidar el régimen democrático y la libertad.
Los troles criollos, ventajosamente contratados para tal fin han inundado las
redes sociales en el país, a lo cual se ha sumado la prensa comprada.
Sagasti, ex alumno del londinense Instituto Tavistock, conocido por
haber propuesto teorías de conspiración y un Nuevo Orden Mundial, culpó
precipitadamente a la policía nacional de desmanes al enfrentar la violencia de
los vándalos (¿preferiría que les hubieran mostrado tarjetas amarillas?) y
destituyó ilegalmente a 17 generales, provocando el rechazo general y la
renuncia de su Ministro del Interior, que había ocultado tener dos hermanos
senderistas.
Ante la desorganización de la policía nacional, el Foro aprovechó para
desencadenar una primera gran protesta de agricultores de Ica, apedreando
policías que solo podían usar sus escudos pues iban desarmados. Los revoltosos
cerraron la carretera, aislando Arequipa, Cusco, Puno y otras ciudades. Dos días después, otros agricultores hicieron
lo mismo al norte, en Trujillo, robando comestibles de camiones, provocando
incendios y violencia, hasta que un joven de 19 años cayó muerto. Los policías,
aquí también, estaban desarmados y a cierta lejanía. Todos los izquierdistas
lamentaron el fallecimiento y solicitaron la investigación pertinente, pero esta
vez no pidieron la renuncia de su Sagasti. Si bien es cierto que lo que está
en investigación no puede pasar a la historia, sí sabemos que la impunidad es
la historia de las investigaciones ideologizadas. A estas asonadas se agregó
otra que cerró la carretera central en La Oroya, aislando estas turbas a la
capital. Lo dicho: la delincuencia saqueadora obediente a la organización criminal
aludida por Otero, continúa por ahora desestabilizando al país. Esta historia
se cierne oscura para nuestra democracia. Pero había que contarla.
Jorge Basadre falleció en Lima el 29 junio 1980. Esta
pluma ha invocado el patriotismo ejemplar de nuestro gran historiador para
presentar la verdad de lo que ocurrió recientemente en el Perú que tanto amaba.