El
virus entró mientras las autoridades dormían. Como los enfermos se
multiplicaban, la estrategia del gobierno apareció: “A las trincheras con todos”.
Dos meses después, todo el Perú supo que la cuarentena fracasó. En este mes
pasamos los 2,000 muertos y 70,000 infectados. ¡Ocupamos el puesto 13º de los
países más infectados y el puesto 19º de fallecidos/por millón de pobladores en
el mundo! Nuestro sistema de salud prácticamente ha colapsado. Nuestros médicos
y enfermeras están falleciendo. El temor, la incertidumbre, el hambre de los
informales y el terrible impacto económico en los hogares han afectado a la
población.
A
este noble y estoico pueblo peruano, las múltiples opiniones, discusiones y
vaticinios de opinólogos, “expertos”, profesores de universidades mundiales,
especialistas en salud pública, epidemiólogos, infectólogos, economistas,
empresarios, políticos, periodistas, antropólogos y un largo etcétera de los
que asaltan al internet, lo tienen entre confundido y hastiado de “las
noticias”.
Lo
evidente ahora es ¿qué podemos hacer? La respuesta tiene que ser clara y
puntual, pero sería aventurada si antes no revisamos antecedentes
verdaderamente importantes.
Durante
15 años he estado proponiendo sin suerte una reforma del sistema de salud en el
Perú. Los indicadores de salud actualizados anualmente nos ubican en el puesto
15 de 21 países latinoamericanos. La deficiente atención en salud es conocida
por la población. El Sector sigue desconectado por instituciones que dependen
de varios ministerios. La educación médica y paramédica se ha convertido en un
negociado que funciona a espaldas del pueblo. El financiamiento de la salud
ocupa el puesto 13 de 21 países en Latinoamérica y el gobierno ha mantenido
este craso error presupuestario. La cobertura de salud es insuficiente. Los
recursos humanos están fuertemente concentrados en Lima y escasean
lastimosamente fuera de la capital. Una moderna y equipada atención primaria de
la salud es inexistente y requiere profesionales y equipamiento. La reforma
propuesta consta de siete capítulos explicados en forma detallada. Como toda
reforma cuesta, la performance económica de la última década
la limitaba cada vez más, hasta que Covid-19 la ha vuelto impracticable por
ahora.
Retornemos a lo que podemos hacer en este mes de
Mayo. En Medicina, el tratamiento no puede preceder a una acuciosa y verdadera
historia clínica. El 24 enero 2020 la
Organización Panamericana de Salud alertó a las Américas sobre el Covid-19, “encareciendo
descubrir, aislar y cuidar a
pacientes infectados con el nuevo coronavirus, en caso de recibir viajeros provenientes de países con brotes
comprobados”. En Brasilia, entre 6-7 febrero, organizó prácticas sobre pruebas
moleculares, asistiendo delegados latinoamericanos, incluyendo a Perú. No
siendo un médico epidemiólogo, mis 45 años de práctica profesional me hicieron
pensar que las fronteras y nuestro aeropuerto principal traerían el virus al
Perú y que lo lógico sería esperar a los viajeros con pruebas moleculares a la
mano y usarlas si ellos mostraban síntomas o si venían de Europa o Asia. Les
hacíamos el hisopado y los internábamos en los salones VIP o en el hotel del
aeropuerto; 24-48 horas después, si
las pruebas eran negativas salían a sus domicilios y si eran positivas se les
ponía en aislamiento por 15 días, en casa o en hospital según la severidad del
cuadro clínico.
No sabemos cómo se preparó el gobierno a pesar de
la insistencia de OPS durante todo el mes de febrero, excepto que se veían
grandes colas en el aeropuerto para tomar temperatura frontal y preguntar por
síntomas; las personas a-febriles y
asintomáticas pasaban los controles y esto se replicaba aún en viajeros
procedentes de Europa o Asia o países ya afectados. Cuando el primer infectado
llegó a su casa proveniente de España, Francia y República Checa, contagiando a
siete familiares, el presidente anunció el 6 de marzo en cadena nacional la
aparición del “paciente cero”. El 15 de marzo se declaró una férrea cuarentena
pero con una “estrategia epidemiológica” acompañada tan solo de ¡45 pruebas
moleculares diarias! Sin considerar nuestro 70% de informalidad, la precariedad
de sus pobladores y su carencia de agua potable, se insistió en el encierro a
ultranza y luego se decidió distribuir pequeños bonos económicos, lo que
desencadenó las naturales aglomeraciones que hizo trizas al distanciamiento social.
Sin ahondar en los gruesos y nunca reconocidos errores del gobierno, la lógica
conclusión a los dos meses de “cuarentena con toque de queda” fue que ella
experimentó un rotundo fracaso.
Retornando al inicio de nuestra saga, en aquellos
primeros días de marzo, el cerco epidemiológico del virus se tornó imposible
por la ausencia de pruebas moleculares. Pronto nos enteramos que el ministerio
de salud solo tenía 50,000 de esas pruebas. Nuevamente ésta guerra nos encontró
sin suficientes municiones y con una equivocada estrategia. Países avanzados
como Taiwán, Japón, Israel, Nueva Zelanda, Alemania y Chile practicaron un
efectivo cerco epidemiológico, empleando varios miles de pruebas moleculares al
día y sin recurrir a cuarentenas que paralizaran sus economías. Los resultados
están a la vista.
La cercanía e interconexión de los países
europeos les tomó a muchos de sus gobernantes por sorpresa. Aeropuertos y
estaciones de tren no pudieron contactar los numerosos contagiados asintomáticos
y los grupos vulnerables no fueron protegidos con la aconsejable rapidez.
Hubieron excepciones como la del pueblo del Veneto Vo’Euganeo quienes hicieron
pruebas moleculares a todos los pobladores (incluyendo asintomáticos) y
pudieron llevar a cabo un exitoso cerco epidemiológico, mientras Lombardía y el
resto de Italia alcanzaron el ominoso puesto tres en mortalidad mundial (514
fallecidos por millón de habitantes), detrás solo de Bélgica (763) y España
(580) al 13 de mayo. Otros países con mayor mortalidad/millón habitantes son:
Inglaterra (489), Francia (415), Suecia (343), Holanda (325), Irlanda (303),
Estados Unidos (255), Suiza (216), Luxemburgo (165), Canadá (138), Ecuador
(132), Portugal (115), Alemania (93), Dinamarca (92), Irán (81), Austria (69),
Perú (62) y Brasil (59).
Hacia mediados de Abril, la propuesta de Knut
Wittkowski para proteger la población vulnerable y contener la prolongación de
la enfermedad mediante la inmunidad comunitaria, apareció tardíamente, pues la
gran mayoría de países habían ya iniciado el distanciamiento social y la mayoría
de escuelas habían cerrado sus puertas, algo observado en 95% de los colegios
en Latinoamérica.
Perú, a los 2 meses de cuarentena
Entre los países con mayor número de contagios,
ocupamos el puesto 13º. Nuestros 62 fallecidos por millón de habitantes nos
asigna el puesto 19º en el mundo. Después de haberse extendido la enfermedad en
Lima metropolitana, ahora está invadiendo Lambayeque, Piura, Loreto, Ucayali,
Ancash, La Libertad, Ica, Junín, Arequipa, Tumbes y Cajamarca. Los “Pueblos
Jóvenes”, donde vive la gran mayoría de nuestros 70-75% de informales, carentes
de agua y servicios, sin refrigeradoras, sufren hambre, pobreza creciente y
abandono sanitario. Las interminables colas que se formaban para lograr la
cobranza de esquivos bonos o para buscar en los mercados lo poco que pudieran
adquirir o para ser atendidos en hospitales colapsados por doquier,
fueron el resultado de la improvisación e incapacidad de nuestros gobernantes.
El heroico esfuerzo de médicos, enfermeras y personal sanitario auxiliar,
particularmente escaso fuera de la capital, ha cobrado decenas de fallecidos y
cientos de infectados. Esto también ha ocurrido en el personal policial y
militar. Muchos pobladores de los barrios marginales de Lima, desesperados,
procedieron a intentar migrar con familia y escasos pertrechos a sus
comunidades de origen y se convirtieron en vectores de la enfermedad.
Estos días de cuarentena se caracterizaron por
los “monólogos del presidente”, transmitidos por una prensa cómplice, que llegó
al colmo de utilizar encuestas vía celulares para inventar un inexistente
masivo respaldo ciudadano, todo en medio de una serie de atolondrados decretos
de urgencia para enfrentar la epidemia y resolver la severa crisis económica
del país con sus quiebras de empresas de todo tipo, despidos y orfandad
laboral. Al final, los “estrategas” aceptaron que la cuarentena no tuvo éxito,
pero que el culpable fue el pueblo, dijeron.
¿Cómo explicar el fracaso de la cuarentena?
Expertos europeos y asiáticos han establecido que no se puede combatir el virus si no se sabe dónde está y eso se
hace mediante las pruebas moleculares. En Alemania, el 6 de enero se creó un
Comité Permanente de Vigilancia que incorporó pruebas de diagnóstico. Según el
Instituto Koch, Alemania hace 160,000 pruebas moleculares por semana; Corea del Sur registró 10,000 de
ellas diariamente. El mayor número de pruebas y de casos detectados hace que la
tasa de mortalidad de los infectados sea menor. En Alemania, 70% de los
infectados tenían entre 20 y 50 años de edad.
En Italia, 2º país con más adultos mayores
después de Japón, 58% de los infectados eran mayores de 60 años (media de 66
años). Sin embargo, Italia tiene 514 muertos por millón de habitantes y Japón
solo 5 fallecidos por millón. Esto nos enseña que la detección precoz es un factor muy importante y esto se logra con el
uso masivo de pruebas moleculares.
En el Perú, el presidente y su renovado equipo de
salud, tercamente han utilizado estadísticas basadas en 84% de pruebas
serológicas (446,575) mezcladas irresponsablemente con un 16% de pruebas
moleculares (85,594) al 13 de mayo. Calificamos de irresponsable este proceder,
porque los test serológicos o pruebas rápidas tienen un alto porcentaje de
falsos negativos por lo que no deben ser realizados como prueba diagnóstica,
sino solo para hacer estudios epidemiológicos y para evaluar respuesta a una
vacuna que tardará mucho en aparecer. Además, la positividad de las pruebas
moleculares es el triple de las otras. Así, la actual cifra de 70,000
infectados debería estar cerca de 200,000 si solo se hubiera empleado pruebas
moleculares para desenmascarar una enfermedad esquiva al diagnóstico en nuestro
país. También se descubre la irresponsabilidad y hasta crasa ignorancia del
gobierno al haber abandonado por completo la detección precoz de nuestra
pandemia al usar esta insignificancia de pruebas diagnósticas. Finalmente, no
queremos pensar que el menor precio de las pruebas rápidas habría tenido
relación con su masiva compra.
Y hablando de compras, a mediados de Abril, el
gobierno desechó la extraordinaria oferta de una empresa estatal israelí que
ofrecía 1,000 respiradores con todos sus aditamentos, por un total de US$ 10.8
millones (unos 10,000 dólares c/u, comparado con los adquiridos en Ate por
52,000 dólares c/u (que luego se devolvieron por irregulares) y los adquiridos
en Ica en 2019 por 58,000 dólares c/u. La compra se tenía que hacer de gobierno
a gobierno. Mientras tanto, los enfermos graves, especialmente en provincias,
fallecen sin soporte ventilatorio.
Ahondando su incongruencia, el presidente ayer
opinaba que el Perú había llegado a la cima de los contagios y que “comenzaba
un nivel de descenso”. Increíblemente, reportaba 4,247 casos desde el día
anterior. Este número es 4º en el mundo, detrás de Estados Unidos (21,712 casos
y 331 millones de habitantes), Brasil (11,555 y 213 mill) y Rusia (10,028 y 146
mill).
No siendo economista, este recuento no ahondará
en este tipo de discusiones que, con el tiempo, abarca urgentes y muy
importantes consideraciones. Es evidente que el impacto de la prolongada
cuarentena cada día ahonda la crisis socio-económica en el país, requiriendo
del concurso y sapiencia de connotados especialistas nacionales.
Hasta que el 14 de mayo apareció la verdad
El diario Expreso responde hoy a la pregunta que nos hicimos en el sexto párrafo de este documento: El 31 de enero, MINSA presentó su Plan Nacional de Preparación y
Respuesta frente al riesgo de introducción del Coronavirus 2019-nCoV, que
forma parte de la Resolución Ministerial Nº 039-2020/MINSA y que apareció en El
Peruano al día siguiente. El paquete normativo estaba firmado por la Ministra
de Salud y los vice-ministros de Salud Pública y de Prestaciones y
Aseguramiento. Aquí se lee que los técnicos del Ministerio siguieron las
recomendaciones de OPS/OMS y el Plan se orientaba a preparar sistemas de
vigilancia de Migraciones en nuestras puertas de entrada, capacitar y proteger
al personal de salud, incluyéndose la necesidad e importancia de las pruebas
moleculares basadas en la experiencia norteamericana y pasadas pandemias. Las
directivas específicas planteaban “la necesidad de adquirir materiales para la
obtención de muestras y equipos de protección personal por el Instituto
Nacional de Salud y los Laboratorios de Referencia Nacional”. Además, se
planteaba la vocería única del Ministerio. El Plan demuestra importante
metodología y se acompañaba de una amplia bibliografía.
Este trascendental documento técnico parece haber
sido ignorado por un Ejecutivo que gobernaba sin Congreso, mientras la Prensa
pareciera haber dejado hace tiempo de ser “la más noble de las profesiones”.
Nos queda la segunda mitad de este mes de Mayo del 2020. La
devoción a la Virgen María nació hace muchas décadas durante nuestros
formativos años juveniles, alegres y llenos de fe y esperanza. A Ella recurrimos
ahora para que ayude a este pueblo que sufre injustamente.