Base histórica. Nuestro período
contemporáneo se inicia con la Revolución Francesa. El Perú nace como república
algunas décadas después. Por esa época, las culturas anglosajonas y europeas transmitían
la modernidad. La revolución rusa y la segunda guerra mundial crearon un cisma político
entre oriente y occidente, pero pronto surgieron extraordinarios avances
científicos. Estados Unidos alcanzó un liderazgo indiscutible sobre naciones
desarrolladas como Inglaterra, Francia, Alemania, Canadá, Japón y la Rusia
Soviética. El Perú se quedó atrás. Países asiáticos, como Sur Corea y Vietnam,
se recuperaron de devastadores conflictos y actualmente nos superan largamente.
En medio de países emergentes, China se convirtió en “El Gigante Asiático” y el
progreso visitó Oceanía, la Península Escandinava, el resto de Europa, Costa
Rica y Chile.
Encapsulemos la situación actual del Perú en la
época Contemporánea que acabamos de presentar. Hay que reconocer que al iniciar
nuestros dos siglos republicamos experimentamos la falta de figuras como Washington,
Jefferson, Adams o Monroe, lo cual dio origen a numerosos gobiernos militares incapaces
de gestionar un crecimiento y desarrollo sostenible en democracia. Así llegamos
a mediados del siglo XX con ocho millones de habitantes y marcadas diferencias
socioeconómicas. La clase política era mediocre, oportunista y crecientemente
corrupta. El Perú seguía siendo un país rico, insuficientemente explorado y con
debilitantes carencias institucionales, todo lo cual se complicó con otra
inoportuna dictadura militar que apareció en 1968 y duró 12 años.
Desbande democrático. En cuanto a partidos
políticos recientes, Haya de la Torre fundó el APRA en 1924 en su natal
Trujillo con un mensaje nacionalista, antiimperialista y anticapitalista. Le
costó medio siglo para conquistar el poder, pero demostró su incapacidad para
gobernar con la desastrosa presidencia de Alan García, que causó una
inflación promedio de 2589% entre 1986 y 1990. En 1990, Alberto Fujimori
llegó al poder y obtuvo dos logros fundamentales: Rescató la economía, reinsertando al Perú en
el campo financiero internacional y, con la invalorable intervención de fuerzas
armadas y policiales, venció militarmente al sanguinario terrorismo de “Sendero
Luminoso”; sin embargo, su gobierno autocrático de algo más de una década y una
extensa corrupción, opacó sus numerosas buenas acciones a la población de bajos
recursos.
Bajando la guardia. El párrafo precedente
nos lleva a afirmar que los partidos políticos prácticamente habían
desaparecido en el país, debido a las dictaduras de Velasco y Fujimori y a la
ausencia del civismo ciudadano, que optó por el optimismo o tranquilismo conducente
a no hacer nada, nefasta situación que ya advertía en 1960 Giovanni Sartori,
famoso politólogo florentino. Esta displicencia ciudadana fue hábilmente
aprovechada por el derrotado comunismo para infiltrar instituciones educativas
y poblaciones alejadas en situación de pobreza, todo lo cual fue orquestado por
una casta caviar que logró capturar importantes sectores en los tres poderes
del estado. Ello originó que en las elecciones generales del 2011 Ollanta
Humala obtuviera 30.61% de los votos, Alan García 24.32% y Lourdes Flores 23.41%.
Martha Chávez, que representaba al fujimorismo, solo recibió 7.43%. La segunda
vuelta terminó con 52.62% para Alan y 47.37% para Ollanta. Ya la gente hablaba
del mal menor. Alan II encontró la mesa servida porque la minería y la
agroexportación impulsaron la economía a un crecimiento del PBI real por
habitante de 6.42% entre 2005 y 2011.
Duro despertar. Como la ciudadanía
continuaba adormitada las elecciones del 2011 le causaron un duro despertar. En
la primera vuelta, 10 candidatos postularon y 5 recibieron votos menores al
0.25%. Ollanta Humala, que recibió ingente apoyo económico de Venezuela y
Brasil, alcanzó 31.72%, Keiko Fujimori 23.56%, PPK 18.52%, Alejandro Toledo 15.64%
y Luis Castañeda 9.83%. Los tres últimos sumaron 43.99%, pero debido a sus
ambiciones personales solo lograron auto eliminarse. Alan, esta vez, solo
mereció un magro 4.77%. Humala, apoyado por empresarios y malos perdedores,
firmó su “hoja de ruta” para hacerse del poder con 51.45% de los votos. Keiko
tuvo 48.55% pero consiguió 37 curules en el Congreso. En cambio, los “auto
eliminados” totalizaron 42 congresistas y el APRA solo 4.
El efecto Nadine y el incremento de la
corrupción. El
2011 estuvimos cerca de embarcarnos en el “socialismo del siglo 21”.
Afortunadamente, la mujer de “Cosito” visualizó un mundo de lujo y poder que
nunca soñó. Por ello, intentó una réplica del Kirchnerismo argentino con una “reelección
conyugal para el 2016” (frase acuñada por Alan). Humala facilitó una
extensa infestación de caviares en gremios, municipios, instituciones
educativas y en los tres poderes del Estado. Pero el festín de nuevos puestos
de trabajo resultó insignificante frente a megaproyectos como el Gasoducto Sur
Peruano, Refinería de Talara, Línea 2 del Metro y Línea Amarilla de Lima, que
trajeron multimillonarias inversiones y una gran corrupción brasileña y
nacional. La pobreza volvió a sentirse y el crecimiento del PBI per cápita de
la década bajó a 1.1%,
Las elecciones del 2016 y la debacle
institucional. Culminada
la aventura de los Humala, el país no escarmentó. Una cosa es la falta de
educación de los pobres, el resentimiento de los ignorados y la persistencia de
la minoritaria masa de izquierdistas y caviares. Pero lo realmente
incomprensible es que la mayoría ciudadana permanezca impávida ante la
aparición de improvisados y mediocres politicastros. ¡19 candidaturas se
inscribieron para los comicios del 2016! La primera vuelta fue un desastre.
Acuña fue eliminado por repartir dinero y obsequios en campaña. Guzmán fue
descalificado por deficiente inscripción. Siete se retiraron a último momento.
Solo tres alcanzaron votos con dos cifras: Keiko 39.86%, PPK 21.05% y Verónika
Mendoza 18.74%. Barnechea, Alan y Goyo Santos lograron, respectivamente, 6.97, 4.77
y 4.00%. Los últimos cuatro dieron pena: Olivera 1.32%, Toledo 1.30%, Hilario
0.49% y Antero Flores 0.43%.
La segunda vuelta le dio la presidencia a PPK
con 50.2%. Keiko obtuvo 49.88%, pero la abundancia de retirados y excluidos
causó el fenómeno de 73 escaños congresales para el fujimorismo, que parecía
haber renacido como partido político. Las demás curules fueron ocupadas por
Frente Amplio (20), PPK (18), APP (9), la unión Apra-PPC (5) y Acción Popular
(5). Parecía que la democracia regresaba con fuerza a ocupar el Ejecutivo y el
Legislativo. Pero, entonces, Keiko cometió el mayor error de su mediocre
carrera política: Se empecinó en destruir el gobierno de su contrincante
vencedor a costa de entregarle el país a fuerzas oscuras condenadas por la población.
El elegido presidente, sin un estudiado plan de gobierno, decepcionó
grandemente a los que creían en él y permitió ser infiltrado por caviares y
oportunistas. Finalmente, la alianza contra natura entre el Congreso y un
traicionero vicepresidente, lograron en marzo 2018 la renuncia presidencial tan
esperada por Keiko. Su confabulado Vizcarra tomó el mando y 18 meses después
disolvió el Congreso con una leguleyada calificada por la mayoría de demócratas
y constitucionalistas como golpe de Estado.
El corrupto Vizcarra fue un auténtico dictador durante seis
meses, setiembre 2019 a marzo 2020. Criminalmente, al aparecer el Covid-19, utilizó
la pandemia para inmovilizar el país y reactivar la infiltración comunista,
apoyándose en una prensa comprada con millonario avisaje para ocultar errores y
difundir mentirosas encuestas de aprobación. Vizcarra es el responsable
principal de 220,000 fallecimientos que convirtieron al Perú en líder mundial
de muertes, con 437 por cien mil habitantes, según publicara BBC News el 5 mayo
2020. El nuevo Congreso de enero 2020 entró en funciones en marzo y lo vacó en
noviembre del mismo año. Debido a una vergonzosa cobardía congresal, protestas
callejeras organizada por la izquierda y su prensa adicta impusieron a
Francisco Sagasti, exalumno del londinense Instituto Tavistock, lugar bien
conocido por proponer teorías de conspiración y un nuevo orden mundial. El
interino preparó el festín para convertir la debacle constitucional y la
pobreza en una certera ofensiva comunista.
Al nuevo congreso se habían presentado 21 agrupaciones
políticas. Solo 9 superaron la valla electoral del 5%. Fuerza Popular obtuvo 15
curules, en lugar de las 73 que tenía. El Frente Amplio (Verónika) bajó de 20 a
9. Los beneficiados fueron Acción Popular (de 5 a 25) y Acuña (de 9 a 22).
Elecciones del 2021. La debacle que hemos resumido, luego de
dos décadas de soterrada infiltración comunista en nuestro poder judicial, se
extendió al poder electoral presidido por un exabogado de senderistas. Divide y
vencerás es otra efectiva técnica que se remonta a Julio César y Napoleón y que
se mostró fehacientemente con las 18 candidaturas presentadas en primera
vuelta. Bien saben los caviares criollos que organizar candidaturas es
promover la participación de suficientes cándidos o ingenuos.
Y lo consiguieron: 9 ilusos recibieron entre 2.3 y 0.3 por
ciento de los votos, pero sumaron 9.9% del total; otros 5 lograron 9.1 a 5.6,
totalizando 35%. Así, el 55.6% de los votos se distribuyeron entre Castillo
(18.9%), Keiko (13.4%), López Aliaga (11.7%) y De Soto (11.6%). ¿Se dieron
cuenta? López Aliaga y De Soto se auto eliminaron y los rojos se aprestaron a contar
con el anti Keiko.
En la segunda vuelta, Castillo ganó por 44,263 votos (50.126%
versus 49.874%). El que esto escribe no tiene ninguna duda que hubo fraude,
especialmente en la primera vuelta. Todavía hay candorosos constitucionalistas
que “respetan la voluntad popular”. En el Congreso, Renovación Popular y Avanza
País lograron 20 curules, Perú Libre (37), Fuerza Popular (24), Acción Popular
(16), Alianza Para el Progreso (15) y otros 3 grupos (15). Así se inició la
historia que nos llevó a nuestros días.
Nueva batalla ciudadana. Como es sabido, comunismo y corrupción
caminan de la mano. Cuando Perú Libre y sus aliados conquistaron el poder, la
corrupción alcanzó niveles nunca vistos. El índice anual de corrupción de
Transparencia Internacional entre 180 países, colocó al Perú en los puestos
101, 121 y 128 para 2022, 2023 y 2024, respectivamente. Los ideologizados poder
judicial, ministerio público y tribunal constitucional permitían impávidos el
saqueo y el masivo desgobierno ante la condenable pasividad y mansedumbre de
políticos y constitucionalistas, que pregonaban enfrentar al enemigo “dentro
de la ley, la Constitución, la Democracia y el Estado de Derecho”. En este
escenario, la pobreza aumentó a un 30%, alcanzando a diez millones de
habitantes. La guerra se perdía a pesar de la valiente oposición de
congresistas de derecha y del coraje de una reducida prensa libre y miles de
ciudadanos que salían a marchar por la democracia perdida. Dos intentos de
vacancia fracasaron.
Refuerzos
y blindaje. Hasta
que el 18 de mayo 2022, el Congreso de la República eligió un nuevo y
democrático Tribunal Constitucional, presidido por Augusto Ferrero Costa.
Semanas después comenzó a trabajar en el Ministerio Público el equipo de la
Fiscal de la Nación, Patricia Benavides. El 12 de setiembre, José Williams
Zapata, de Avanza País, fue elegido presidente del Congreso.
El 24 de mayo 2022, la congresista Norma
Yarrow, de la bancada Avanza País, presentó una denuncia constitucional contra
la vicepresidenta Dina Boluarte, tras conocerse un informe de la Contraloría
sobre presunta infracción de los artículos 2, 38 y 126 de la Constitución; en
el documento, presentado ante la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales, se
solicitaba la destitución de la también ministra de Desarrollo e Inclusión
Social e inhabilitación para ejercer la función pública por 10 años. Los
principales fundamentos fueron: 1. Omisión de su declaración jurada de
intereses al no consignar el nombre del esposo de su hermana (infracción de
artículos 2 y 38). 2. Realizar labores privadas en el Club Apurímac mientras
ostentaba su cargo en el Midis. Norma Yarrow denunció haber recibido amenazas
contra ella y su familia, en tanto Alberto Otárola ejercía la defensa legal de
Dina.
Sin embargo, su esperada destitución no se
produjo pues la presidenta de la SAC, Rosio Torres (congresista de Acuña)
encargó a Edgar Reymundo (comunista de Cambio Democrático) para que sustente la
acusación ante la Comisión Permanente. El blindaje se consumó cuando Reymundo
se tomó cuatro largos meses y logró que la acusación se archivara el 5 de diciembre
2022.
El autogolpe de Pedro
Castillo. El blindaje descrito evidenciaba la temida
descomposición en el Congreso de la República. La creciente corrupción estatal
propiciaba casi cotidianas denuncias por la prensa libre y múltiples
autoridades estatales. El 12 de octubre, la valiente Fiscal de la Nación,
Patricia Benavides, presentó una Denuncia Constitucional ante el Congreso
contra una posible organización criminal liderada por Pedro Castillo, que
incluía siete carpetas y 190 elementos probatorios. El 7 de diciembre el ágrafo
sintió la presión y cometió un increíble autogolpe, que fue rápidamente
controlado por nuestras fuerzas armadas y policiales. Castillo fue detenido pero
su esposa e hijos escaparon a la Embajada de México. Solo entonces los
congresistas votaron su vacancia y hasta su vicepresidenta le dio la espalda,
días después de vociferar su adhesión. A media tarde, Dina pronunció su discurso “para
todas y todos” anunciando muy oronda su trabajo hasta julio 2026. Atrás quedaba la manipulación congresal para
evitar que su irreprochable presidente, José Williams, pudiera haberse
convertido en el excelente gobernante interino que nos hubiera conducido a
refrescantes vientos democráticos.
Todavía experimento
la decepción de oír o leer comentarios aceptando que Dina asumió el poder
constitucionalmente. Ella y Otárola formaron la improvisada dupla gobernante. Las
protestas causaron no solo 2 muertos sino 50, incluyendo 6 soldados y un
policía quemado. Con la caviarada en el poder… ¡no pasó nada!
La descomposición legislativa
y del poder judicial. El desgobierno y la crisis
política continuaron el año 2023 y la ex vicepresidenta de Castillo dejó
entrever el recorte de su interinato. Sin embargo, los altos precios de los
metales permitieron una mayor recaudación tributaria y el Presupuesto para 2023
se infló 9% a 214,790 millones de soles. A pesar del 30% de pobreza y 80% de
informalidad, los congresistas se subieron el sueldo en un condenable acto
canallesco que ofendía a diez millones de peruanos pobres.
Pronto se dio cuenta
Dina Boluarte que el país se sostenía económicamente gracias al trabajo de Julio
Velarde Flores, presidente del Banco Central de Reserva y su excelente equipo.
Por otro lado, entró en componendas con César Acuña (APP), José Luna (Podemos)
y Keiko Fujimori (FP), que mangoneaban 49 de los 130 congresistas. Finalmente,
“la primera mujer presidenta del Perú” contaba con el poder de Gustavo Gorriti
en el aparato judicial. Súbitamente, se acordó del viraje de Nadine Heredia, se
hizo la cirugía plástica, comenzó a viajar y, recientemente, se subió el sueldo
también; se olvidó entonces de “cambiar la constitución” y optó por sobrevivir
hasta el 2026, colocarse “la piel de cordero” y buscar “un seguro de libertad”
para el futuro. Total, solo tendría que leer todos “sus mensajes”, aunque
duraran cinco horas en ciertas ocasiones.
Los congresistas,
nacidos de un gobierno comunista, acostumbrados a sus apetitosos 14 sueldos y
múltiples prebendas, pronto decidieron “velar por la gobernabilidad” hasta
julio 2026. De los nueve grupos
originales, los apetitos personales causaron el incremento a catorce bancadas,
muchas de las cuales incluyeron a 45 tránsfugas que se auto denominaron
“independientes”. Entre los 23 demócratas intachables figuran 11 de Renovación
Popular, 7 de Avanza País y 5 de Honor y Democracia. El grupo de Acción
Popular, con la corruptela de la mayoría de sus integrantes, macularon la
limpia trayectoria de su fundador.
En las últimas décadas, aparte de su rampante
corrupción, el poder judicial peruano ha sido fácilmente capturado por el poder
de turno, especialmente, por esa casta despreciable de izquierdistas llamados
caviares, formados en desacreditados centros de estudio para aprender cómo se
engaña al pueblo y entonces parasitar el Estado con mentirosas consultorías. En
medio del caos, hay toda una mafia enquistada en la judicatura, donde
sobresalen los jueces y fiscales que han hecho del prevaricato una despiadada
especialidad; además, desde luego, son expertos en prodigar impunidad a los
bribones que compran sus favores con descaro. Su poder es tan grande que hasta
interpretan la constitución como les venga en gana.
A ocho meses de las elecciones del 2026. Si bien parece que los
caviares están perdiendo terreno, hace rato sembraron la bomba que puede
decidir nuestro futuro. Lograron lo impensable: ¡43 candidaturas para las
elecciones! Si bien ocurrieron algunas alianzas, el número de 37 sigue siendo
ridículo. El cese legal de Salas Arena produjo el nombramiento de un nuevo
presidente del Jurado Nacional de Elecciones, pero es muy tarde para reparar el
daño. Hay pocos remedios para los grandes males que la población continúa
sufriendo: Inseguridad ciudadana, corrupción, minería ilegal, narcotráfico,
pobreza, caos institucional, ausencia de reformas sociales, debilidad
gubernamental, control caviar del poder judicial, conflictividad social,
desigualdad. Una buena noticia es el encarcelamiento de Martín Vizcarra, que de
provisional se debe extender a muchas décadas. Largamente esperada, la reciente
promulgación de la ley de amnistía a militares y policías ya está siendo
cuestionada por un poder judicial que está muy lejos de su redención.
Según el BCRP, el PBI real por habitante solo
creció 0.8% en la década 2015-2024.
PROPUESTAS
POLÍTICAS ACTUALES PARA EL 2026
Todo lo pormenorizado arriba es tan solo un
apretado resumen del discurrir nacional que nos ha llevado a los momentos
actuales. Nadie debiera limitarse a publicar sus quejas sin proponer propuestas
puntuales. ¡Es que nos hemos acostumbrado a hacer diagnósticos sin ofrecer
tratamientos!
Frente democrático. Este fracasó en 2016,
gracias a PPK y a Keiko Fujimori, mal muy peruano que hasta hoy no tiene cura. La
conformación del frente parece aún imposible, pero es lo único que puede salvar
al Perú. Los grupos políticos de Renovación Popular, Avanza País y el APRA
tienen similar vocación democrática y sus líderes deben evitar las auto
eliminaciones del pasado. El fujimorismo debe entender que el pueblo repudia su
contubernio personalista con los peones de César Acuña. El electorado del 2026 necesita tener un verdadero
y honesto frente democrático.
Plan de Gobierno. Sin un equipo formado hace
meses por ciudadanos académicamente bien preparados y con extensa
experiencia profesional, sería imposible producir el Plan de Gobierno tan
necesario para salir del subdesarrollo. Desde luego, el liderazgo político y
comunicador es fundamental para llegar a las grandes mayorías nacionales. Un
plan sin el por qué y el cómo es solo barato populismo y absurda improvisación.
Debates y no encuestas. El electorado nacional,
apolítico y desinformado en su gran mayoría, necesita urgentemente aprender a
votar. Esto no se logra con amañadas encuestas sino con esclarecedores debates
políticos. Las encuestas en países en vías de desarrollo alimentan la
corrupción y la ignorancia electorera, lo que explica por qué los sufragantes
deciden su voto pocos días u horas antes de las elecciones. Los debates, en
cambio, presentan a los postulantes en cadena nacional, para que expliquen sus
propuestas y absuelvan las preguntas de moderadores conocidos por su probidad
política y comunicacional. La inversión económica para organizar debates
modernos en el Perú corresponde al Poder Electoral. En vista de las múltiples
candidaturas, los debates tendrán que organizarse lo antes posible, por grupos,
especialmente cuando muchos aventureros opten por retirarse.
El camino al futuro. Tenemos primero que
reconquistar la democracia y la libertad. El próximo quinquenio será un asalto
definitorio contra la inseguridad ciudadana, la corrupción y la caviarada. Al
recuperar la confianza general, la economía se repotenciará y el subsecuente
crecimiento disminuirá la pobreza y creará numerosos puestos de trabajo digno y
sostenido. Adicionalmente, se procederá a reducir el gigantesco aparato estatal,
reformando sus instituciones y ahorrando los miles de millones de dólares que
se gastan cuando la corrupción controla el poder. Otro paso consistirá en
iniciar las numerosas reformas sociales (justicia, educación, salud, trabajo,
etcétera) que serán continuadas en próximos gobiernos, debido a su consabida
complejidad y costo.
Finalmente, el autor tiene que proyectar su
pensamiento hacia la Prevención de la Desnutrición Materno-Fetal, nuestro
principal problema sanitario, que nos mantendrá en el subdesarrollo a largo
plazo si, recuperada la democracia, no lo abordamos con la creación de un
organismo autónomo que trabaje en las siguientes dos generaciones. Gobernar
bien no es mirando el futuro inmediato sino aquél en el que crecerán nuestros
biznietos.
Miraflores, 20 de agosto 2025.