martes, 19 de marzo de 2019

COMUNISMO Y CORRUPCIÓN, UN BREBAJE VENENOSO



   
Pobreza e ignorancia son el caldo de cultivo del comunismo internacional, el cual necesariamente se sustenta en mercenarios que denigran el uniforme militar de un país, avasallando  los poderes judicial y legislativo para usufructuar un capital que es del pueblo. Los únicos ricos y omnipotentes son la camarilla que se perenniza en el poder.

No intentamos explicar el origen del fenómeno en los diferentes territorios del planeta pues nos perderíamos hurgando en la historia de la geopolítica mundial y saldríamos por las ramas del frondoso árbol latinoamericano, donde queremos mantenernos los que anhelamos su despegue hacia el verdadero  progreso.
Retrocedamos, pues, a la década de 1950, la época que siguió a la segunda guerra mundial, cuando los Estados Unidos y Rusia se disputaban la hegemonía ideológica, siendo Latino América un mero observador de la llamada “guerra fría”. El comunismo en el Perú era un grupúsculo de seguidores pro-soviéticos que no tenían cabida en un país dominado por dictaduras militares o estados de ultra derecha. La vigencia del partido comunista mexicano cedió ante el desarrollo de la revolución mexicana y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que gobernó al país por siete décadas (1930-2000). Ni con la aparición de un Pablo Neruda pudo el comunismo chileno significar una fuerza política estable.

CUBA

¡Tuvieron que coexistir Batista en Cuba y la irresponsable política exterior de los Estados Unidos hacia La Perla del Caribe para facilitar la expansión del comunismo en Latino América!

Es importante recordar que en la década de los años cincuenta Cuba era un país relativamente próspero con seis millones de habitantes. Su producto interno bruto per cápita era el tercero de la región, solo superado por Venezuela y Uruguay. La economía dependía de una masiva elaboración de caña de azúcar que exportaba casi toda a Estados Unidos. También producía cacao y tabaco. 76% de la población sabía leer y escribir, cuarto índice de alfabetización en América Latina. En 1957 ocupaba el primer lugar de la región con la menor mortalidad infantil y un mayor número de médicos y camas hospitalarias por habitante. ¿Cómo el comunismo podría surgir en una nación como la descrita?

Fulgencio Batista nació pobre en 1901 y se convirtió en militar veinte años después. Como es frecuente en América Latina, buscó en la política un destino mejor y lo consiguió con un golpe de estado en 1934, cuando siendo un oscuro sargento, pasó a comandar las fuerzas armadas con el grado de coronel. En 1940 fue elegido presidente por un período de cuatro años, al cabo de los cuales alternó viviendas en el famoso Waldorf Astoria de Manhattan y en una casa en Daytona Beach, Florida. En 1952 vuelve a Cuba y lleva a cabo otro golpe militar, cerrando el Congreso y suspendiendo las garantías constitucionales; además, incrementó sueldos a los militares, suprimió el derecho de huelga y restableció la pena de muerte. Fue muy cuidadoso en respetar los negocios norteamericanos, hizo alianzas con los ricos terratenientes azucareros y llevó la corrupción a niveles nunca vistos. Como resultado de esta insensata dictadura, se produjo un marcado divorcio entre el campo y la ciudad. En la vida rural se duplicó la mortalidad infantil y  60% de los casi tres millones de campesinos carecían de agua, servicios sanitarios o electricidad.

Mientras tanto, 300 kilómetros al norte, el gobierno norteamericano tenía que estar al tanto de la corrupción de Batista y sus secuaces, pero parece que solo le importaba la protección de sus intereses económicos en la isla, incluyendo la profusión de lujosos hoteles, casinos, discotecas, restaurantes y establecimientos para los ricos, actores y actrices famosos y, especialmente, a personajes del hampa mundial.

La desigualdad social dio motivo a que sectores de la clase media se sensibilizaran con la situación del campo y se lanzaran no solo a buscar un cambio político sino a querer democratizar el país, según sostiene el historiador y maestro universitario Sergio Guerra Vilaboy. La pequeña Cuba tenía una sola lengua, estaba interconectada y tenía modernos sistemas de comunicación para la época, tales como la radio y una creciente televisión. Es así que el 26 de Julio de 1953 un joven abogado asaltó el Cuartel Moncada en Santiago de Cuba, en el extremo oriente de la isla. 130 hombres y mujeres comandados por Fidel Castro no tuvieron éxito ese día. Casi la mitad fueron apresados, sufrieron horribles torturas y luego el sanguinario dictador los mandó matar. La resistencia fue en aumento y la geografía de la Sierra Maestra refugió a los revolucionarios. Mientras tanto, ¿qué hizo el gobierno de Harry Truman? Pues enviaba armamentos a Batista. Por un lado, es sabido que desde fines de la década del cuarenta había una campaña anticomunista en los Estados Unidos. Ciertamente es claro que los problemas internacionales eran múltiples y algunos espinosos. Empero, ¿cómo ignorar la pobreza e ignorancia campesina de un pueblo tan cercano, causados por un tirano que endiosaba al inversionista extranjero y a mafiosos que alegremente saqueaban el país? Al asumir Eisenhower en 1953, las armas continuaron llegando a Cuba, pero ahí todavía no había comunismo, tan solo un pueblo rural al borde de la desesperación.

La historia es harto conocida. Batista fue derrocado pero el sátrapa logró huir a Santo Domingo con una cuantiosa fortuna, estableciéndose más tarde en la España de Franco, hasta morir de un infarto en 1973. Fidel Castro y su gente celebraron la recuperación de su libertad el 1º de Enero de 1959, pero pronto abrazaron el comunismo y, entonces, el pueblo perdió nuevamente esa libertad.

El neo-sátrapa pronto desarrolló un modelo de control de seres humanos que recuerda a la Inquisición de épocas medievales. En 2014, Juan Reinaldo Sánchez publicó “La Vida Oculta de Fidel Castro”, cuya lectura describe la enfermiza conducta de un millonario autócrata que manejó Cuba a su total antojo por casi seis décadas. Sánchez fue guardaespaldas personal de Fidel durante 17 años y la complejidad y detalle de lo descrito solo es compatible con la más descarnada verdad. La creación del G2 o Seguridad del Estado tenía tres funciones: Espionaje, contraespionaje y seguridad personal del caudillo. Cualquier crítica contra la revolución, por menor que fuera, era grabada y reportada diariamente; los militares de alta graduación, políticos, administrativos, diplomáticos, todos eran grabados. Nadie era indispensable. Carcelería, tortura y fusilamiento eran utilizados sin miramientos y sin compasión. La seguridad personal tenía tres anillos concéntricos: El tercero tenía miles de soldados cuidadosamente escogidos; el segundo se denominaba grupo operativo y constaba de 80-100 soldados; el primer anillo o escolta eran dos equipos de 15 hombres cada uno. Sánchez estaba en este selecto grupo.

Estados Unidos comenzó su bloqueo comercial a Cuba en 1962 y Rusia respondió con una masiva ayuda a la Revolución, hasta que los problemas soviéticos de la década del 80 obligaron a suspender esos aportes a la Isla. Sánchez describe cómo Castro inició entonces una floreciente política de contrabando, seguida de un enorme narcotráfico de cocaína colombiana. A mediados de 1989, ante la insistente acusación regional de estas corruptas prácticas, Fidel orquesta una investigación y captura de prominentes miembros del gobierno, incluyendo al General Arnaldo Ochoa –considerado héroe de la revolución y que acababa de regresar de guerrear en Angola- a quien degradó públicamente a soldado raso y luego fusiló, con otros líderes, tres semanas después. Así de diabólica era la conducta del tirano.

VENEZUELA

La década del 50 muestra a Venezuela gobernada por Generales desde la disolución de la Gran Colombia en 1830, con excepción de Rómulo Betancourt que gobernó entre 1945-1948 en medio de la bonanza económica producida por el petróleo, tan necesario en la post guerra. En 1952 el General Marcos Pérez Jiménez realizó otro golpe y gobernó hasta 1958, llevando a cabo muchas obras públicas pero dentro de una férrea dictadura. La violenta represión no se hizo esperar. Ya el 90% de la economía dependía del petróleo, el agro se había descuidado y existían graves problemas sociales. La población luchaba por reinstalar la democracia y finalmente triunfaron. Pérez huyó y en 1959 se celebraron elecciones libres con el regreso de Betancourt.

Las cuatro décadas siguientes dieron paso a gobiernos civiles. Las empresas petroleras fueron nacionalizadas en 1976. Sin embargo, la economía entró en crisis a raíz del endeudamiento incurrido después del “boom” petrolero de la década del 70. La caída del precio del petróleo se acompañó de  espirales inflacionarios, desconfianza de inversionistas, corrupción administrativa y mercados negros de bienes y divisas. El fracaso de los gobiernos civilistas originó la consabida protesta popular en varias ciudades  apoyada por los militares aventureros de siempre, entre los cuales figuraba Hugo Chávez.

En 1988 Carlos Andrés Pérez inicia su segundo período presidencial, llevando a cabo una serie de ajustes económicos impuestos por el Fondo Monetario Internacional, incluyendo un aumento del 100% en el precio de la gasolina. La primera semana de Marzo de 1989 tuvo lugar en Caracas una serie de fuertes protestas y disturbios (“Caracazo”) reprimidos por la Policía y el Ejército. El reporte de 276 muertos y miles de heridos puede haber quedado corto. En su libro “El Delfín de Fidel”, el General Peñaloza, que había seguido al  movimiento conspirador de Hugo Chávez, relata que Fidel Castro había infiltrado un pelotón de francotiradores cubanos que disparaban a los militares que luchaban por restablecer el orden durante el Caracazo, siendo esta la causa del recurso de fuego a discreción. El descrédito del gobierno se tornó irreversible. En 1993 Pérez, acusado oficialmente de corrupción, fue obligado a renunciar. El descontento y frustración popular abrazó el discurso demagógico de Chávez, quien triunfó en las elecciones de 1998. Por el libro de Juan Sánchez, sabíamos que ya desde los 70, Castro ansiosamente buscaba aliados venezolanos para no depender de la lejana Rusia.

Hacia 1998, Venezuela producía 1.94 millones de barriles diarios. Hugo Chávez, admirador de Fidel, no tardó en recibir cátedra de éste, quien le instaba a “aprender a manejar la ignorancia de los pobres con un verbo encendido de autoridad y poder”. Utilizando miles de millones de petrodólares, Chávez asignó subsidios con el fin de comprar el sector empobrecido de la población, incluyendo elementos del hampa para formar “brigadas revolucionarias”. Entre 2004-2013, Chávez envió a Cuba cien mil barriles diarios de petróleo, recortando el presupuesto venezolano en ¡58,950 millones de dólares! Cuba se comprometió a enviar apoyo en educación, salud, deporte, ciencia y tecnología. El saqueo del país lo llevó a una creciente inflación, pobreza, pérdida de la libertad y a un desenfrenado narcotráfico.

En 2013 Chávez murió de cáncer, meses después de haber elegido como sucesor a un chofer de autobús llamado Nicolás Maduro. Este sujeto, protegido por una elite de guardaespaldas cubanos y altos jefes militares organizados según el sistema de seguridad castrista, ha continuado la cuasi destrucción del país de Bolívar, dando lugar a una épica emigración de tres millones de venezolanos y una impagable deuda externa de 175 mil millones de dólares. En Enero del presente año la inflación llegó a 2.6 millones por ciento y el FMI estima que puede llegar a 10 millones por ciento en Diciembre.

LA CORRUPCIÓN

Transparencia Internacional es una ONG fundada en 1993 en Alemania. Define la corrupción como “el abuso del poder para beneficios privados que finalmente perjudica a todos y que depende de la integridad de las personas en una posición de autoridad”. Desde 1995, la entidad publica anualmente su Índice de Percepción de Corrupción (IPC). El puntaje varía de 0 (corrupción elevada) a 100 (transparencia elevada). El 29 de Enero 2019 apareció su más reciente IPC entre 180 países, demostrando la incapacidad de la mayoría de los gobiernos para controlar la corrupción, lo que a su vez contribuye a una crisis de la democracia en todo el mundo. La puntuación media fue 43 y solo 27% de los países alcanzaron más de 55 puntos.
    
Hay una relación directa entre corrupción y la salud democrática global. Las llamadas “democracias plenas” obtuvieron un promedio de 70; las “democracias débiles” promediaron 49; los gobiernos “híbridos” (con algunos sistemas autocráticos) tuvieron 35, y los regímenes autocráticos alcanzaron una media de 30.

En Latino América, Uruguay recibió 70 puntos (puesto global 23) y Venezuela 18 (puesto global 168). Los puntajes de Bolivia (29), México (28) y Nicaragua (25), evidenciaron alta corrupción. La reconocida autocracia cubana ha venido sosteniendo un puntaje alrededor de 47, lo cual es explicable por el monopolio absoluto de las empresas productivas y un régimen que funciona por encima de la ley, según un exhaustivo estudio de Ricardo Puerta.

El autor sostiene que “los sistemas políticos e ideológicos no son culpables de la corrupción, sino la naturaleza humana”. Afirma que los países con menor corrupción son aquellos con mayores niveles de inversión y producto interno bruto, respeto a derechos humanos, integración a mercados internacionales, alto nivel de vida y riqueza. Pero es imprescindible que, además de crear sociedades democráticas, se practique conductas culturales  modernas, tales como descartar hábitos retrógrados y no vivir por encima o debajo de la ley. Según Puerta, la cultura del civismo y educación tiene que ser transmitida de padres a hijos.

El Perú, con su decepcionante puntaje de 35 en el IPC de este año, figura en el puesto 105 de 180 países, habiendo caído 22 posiciones desde 2012. Ni siquiera sumamos el puntaje de las “democracias débiles”. Somos un país híbrido, en donde figuran democracias débiles con algunos sistemas autocráticos.

El territorio de nuestros Incas se ha empequeñecido con el tiempo mientras nuestros políticos guerreaban entre sí. Como Cuba y Venezuela también hemos tenido una historia republicana repleta de caudillos militares, luchas fratricidas por el poder hegemónico y corrupciones a todo nivel. A pesar de ser un país rico, la política y la falta de educación nos ha llevado por un camino sin los valores que conducen a un desarrollo sostenible.

Hoy tenemos gente pobre, mal educada, aislada por la geografía y la indiferencia de los afortunados, descontentos crónicos e incluso víctimas de agitadores apátridas que buscan frenar el desarrollo con tal de vender ilusiones que solo cosechan las tragedias descritas.

Hemos pasado por recientes aventuras nefastas como el Alanismo, el Velascato, el Fujimontesinismo, el Toledismo, el Humalismo y el Ppkausismo. Los desgobiernos se suceden sin lograr el despegue definitivo. El civismo sigue tan pálido como la anemia y pobreza de nuestras gestantes que traen bebes desnutridos, mientras los gobernantes están ocupados en aprender a gobernar. La improvisación alimenta la corrupción.

DEBATES EN EL PERÚ

Muchos hablan pero muy pocos son conscientes de los peligros. Los engendros de Fidel ya destruyeron Cuba y Venezuela. Ahora pululan en Bolivia y Nicaragua. Por otro lado, Brasil, Argentina y Ecuador han recientemente aplicado correctivos a la influencia chavista. El socialismo actual de México es sumamente peligroso, pues se desenvuelve dentro de una alta corrupción.

En el Perú, nuestros noticieros cotidianos mayormente compiten por publicar irrelevancias o mantener la sintonía de sus programas basura. El conocimiento y la cultura son valores extraños, muchas veces despreciados. Ya es tiempo que se reúnan líderes para estudiar cómo gobernar al país que les vio nacer. Solo con la participación generosa y proactiva de los peruanos preclaros que tenemos, nos aproximaremos al 2021 con la presencia de múltiples y valiosos Debates que ilustren y empoderen al elector. Es preciso dejar de lado a las estúpidas Encuestas, que contribuyen a la inconsecuencia o atontamiento de un pueblo carente de cultura cívica, privándolo de la oportunidad de conocer por qué y cómo deben apoyar las múltiples reformas que necesita el país.