viernes, 15 de septiembre de 2023

¿COMO COMBATIR LA CORRUPCION?

 

Acabo de escuchar una conversación sobre la corrupción en el Perú y decidí escribir mi modesta opinión. Para combatir la corrupción, la receta es muy dura y costosa, pero si se aplica al enfermo, nos convertiremos en un país de primer mundo.

1. Despertar la adormitada e indiferente peruanidad. La complacencia y el rudimentario civismo de la población la han llevado a distanciarse de la política y su evidente irresponsabilidad los induce a votar sin conocer al candidato o sus propuestas. Hemos ignorado la admonición de Giovanni Sartori, el experto en Ciencia Política que vivió en Florencia entre 1924 y 2017, quien decía: “El pesimismo es peligroso porque nos lleva o induce a la rendición; pero el mal lo hace el optimismo o el tranquilismo que conducen a no hacer nada”.  Sin el concurso de la ciudadanía, no hay receta que valga.

2. Derrotar al comunismo. Pobreza e ignorancia es el caldo de cultivo del comunismo internacional. En marzo 2019 comentaba que el comunismo y la corrupción son un brebaje venenoso y recordaba que los gobiernos corruptos de Fulgencio Batista y Carlos Andrés Pérez precipitaron la actual debacle de Cuba y Venezuela. Adicionalmente, basta observar los índices anuales de Percepción de Corrupción que desde 1995 la alemana Transparencia Internacional reporta en 180 países, para encontrar la relación entre comunismo y corrupción. Los países de primer mundo tienen ínfima corrupción, mientras que en los países pobres o gobiernos comunistas la corrupción es rampante.

3. Conformar un frente democrático. El Perú, tan favorecido por sus ingentes recursos naturales, no puede seguir permitiendo el acceso al poder a aventureros e improvisados o personas con escasa formación académica, profesional o política. La responsabilidad de los políticos de tendencias democráticas es enorme. La población debe apoyar a aquellos líderes que anteponen el servicio al país y no a aquellos que solo buscan satisfacer apetitos personales. La labor de una prensa responsable e inteligente es fundamental. Me quedo con las palabras de un magnífico empresario y experimentado político: “La atomización de agrupaciones democráticas es contraproducente; no se conversa con la corrupción”.

4. Elegir un gobierno democrático. La lista no se hace menos dura, pero es que no vivimos en Suiza, Países Bajos o Singapur. Nuestro Frente Democrático debe hacer un cambio sustancial: Debe prepararse para elaborar un plan de gobierno que sea dado a conocer antes del próximo proceso electoral. El Perú necesita varias Reformas: Judicial, Educativa, Salud, Política. Tenemos que solucionar nuestra alta Informalidad y el incontenible avance de la criminalidad. La Regionalización ya tiene dos décadas de haber fracasado. La corrupción se burla de nuestros innumerables Ministerios. Para obtener el honor de ser congresista no se requiere carro ni chofer y menos de rodearse de tanta burocracia; solo se debe ser honrado y saber legislar. Sin un gobierno demócrata nunca se podrá doblegar la corrupción.

5. Fomentar el crecimiento de la minería nacional. El Perú es un país minero y las empresas mineras han alcanzado importantes avances tecnológicos. La minería aporta 13-15% del PBI nacional y, a marzo 2023, 61% del total de nuestras exportaciones fueron mineras. Sin embargo, conflictos sociales promovidos por los enemigos del progreso son un freno para el desarrollo en general y para inversiones en salud, educación, infraestructura e investigación científica, proyectadas por muchas empresas mineras y que serían una forma segura de detener la corrupción.

6. Erradicación del narcotráfico. Doblegado el comunismo y conformada una administración democrática dedicada a servir a la población dentro del imperio de la ley y la constitución, no sería tan complicado luchar contra el narcotráfico, dotando a nuestras fuerzas armadas y policiales de equipamiento avanzado y una definitiva protección legal para poder cumplir con su deber constitucional. La pobreza, la corrupción, el comunismo y el narcotráfico son “los cuatro jinetes del apocalipsis regional” que deben ser aniquilados con las muchas acciones descritas.

7. La cultura del civismo y la educación familiar. En tiempos pretéritos, la educación cívica era parte esencial en el currículo escolar. Soy un convencido que los cambios generacionales actuales tienen mucho que ver con la ausencia de aquella asignatura. La educación cívica está dirigida a fortalecer la convivencia social entre las personas, ayudándoles a ser solidarios y cooperativos con los demás. Se trata de la enseñanza de las reglas del ordenamiento. De este modo se adquiere la capacidad de interpretar información política o desarrollar un análisis crítico de la democracia y del papel de los ciudadanos. Por otro lado, Ricardo Puerta, sociólogo e investigador hondureño, sostiene que la corrupción es inherente a la naturaleza humana y que, además de crear sociedades democráticas, es necesario que se practique conductas culturales modernas, tales como descartar hábitos retrógrados y no vivir por encima o debajo de la ley; según Puerta, la cultura del civismo y la educación tiene que ser transmitida de padres a hijos.

8. Prevenir la desnutrición materno-fetal. La discusión hasta aquí presentada es muy importante, pero incompleta. Mientras llevamos a cabo las medidas descritas, es imprescindible proteger la producción de nuevos ciudadanos. ¿O no es muy cierto que la mayoría de los actuales actúan como si ya se hubiera institucionalizado la corrupción? Recuerden la famosa frase presidencial, “a mi francamente no me importa que haya un poquito de contrabando en Puno”.

Hagamos punto aparte para explicar. Cada día, en el silencio de lo que no es noticia, nacen niños peruanos con defectos genéticos y cerebrales irreversibles, producidos por la desnutrición materna. Como es característico, el problema es de larga data, nadie se preocupó de prevenirlo y menos creyeron importante medir el cociente intelectual a los 8 y 16 años de edad. ¿Alguien ha pensado cuándo se origina el poder económico, ausencia de corrupción y la felicidad ciudadana de los países de primer mundo? ¿Sus instituciones vienen por generación espontánea o son los ciudadanos los que las gestan con dedicación y orgullo?  La respuesta se origina en el nacimiento del ser humano, específicamente en el momento de la procreación. Siempre y cuando la madre gestante sea nutrida y cuidada con esmero. Un blog anterior trata el tema con más detalle.