No va a ser suficiente desearnos un feliz año. La
felicidad no caerá como una aurora primaveral admirando la quietud del océano.
Vamos a tener que trabajar para conseguirla. El país surca mares traicioneros y
ni el barco ni los tripulantes están suficientemente preparados para capear un
fuerte temporal.
Pasadas las fiestas, es necesario reconocer que
nuestra economía sigue estancada debido al gobierno comunista que se recompuso
“constitucionalmente” en diciembre 2022, pasándole la posta a Dina Boluarte,
compinche del vacado corrupto golpista Pedro Castillo y acérrima escudera del
“no habido” Vladimir Cerrón. Como se recordará, a mediados de 2022, la entonces
vicepresidenta Boluarte infringió el artículo 126 de la Carta Magna al
gestionar permisos para el Club Departamental Apurímac. Fue muy sospechoso que
Rosío Torres, presidenta acuñista de la subcomisión de acusaciones
constitucionales nombrara al comunista Edgard Reymundo para presentar el
respectivo documento al pleno. Mientras Alberto Otárola asumía la defensa legal
de la acusada, Reymundo se tomó meses para presentar su escrito y en noviembre
solicitó archivamiento. Es muy posible que aquí actuaron los caviares y el
traidor jefe de la Torres. Solo así no pudo asumir José Williams Zapata. Dina y
Otárola formaron la improvisada dupla gobernante, las protestas trajeron no
solo dos muertitos sino 50, incluyendo 6 soldados y un policía pero, con la
caviarada en el poder… ¡No pasó nada!
Las maquinaciones arriba descritas y otro año de improvisado
gobierno han resultado en la crisis político-económico-social que hoy sufrimos.
Es groseramente evidente que Otárola es el jefe de la organización criminal que
maneja el país después de haber prostituido el congreso, integrado por una
mayoría delincuencial que se burla miserablemente de sus incautos electores.
Para completar este caótico espectáculo la caviarada ha usurpado el ministerio
público, separando a la Fiscal de la Nación en una canallesca maniobra
inconstitucional, permitida cobardemente por el claudicante congreso. Ahora la
IDL de Gorriti se jacta de controlar el poder judicial.
La gran pregunta es ¿cómo salimos de esta situación?
Debemos primero recordar los tiempos de Paniagua y Toledo, cuando el país bajó
la guardia después que Fujimori y la fuerza armada derrotaran a Sendero. Los
vencidos comunistas se disfrazaron de izquierda caviar y comenzaron a pulular
los sitios alejados del país, tomando escuelas para cultivar el odio y la lucha
de clases. Los gobiernos de turno, enfrascados en insensata corrupción,
permitieron los avances de la izquierda, abusos judiciales a los victoriosos
militares, liberación con reparación civil a terroristas y crecimiento de una
ya frondosa burocracia estatal. Mientras el común de los peruanos, vivían ajenos
a los vaivenes de la política y totalmente indiferentes a sus responsabilidades
cívicas, “el barco comenzó a hacer agua” y los petrodólares chavistas sentaron
a Ollanta en el sillón de Pizarro (2011-2016). El saqueo de éste fue tan
“eficiente” que en los siguientes 7 años hemos tenido seis “presidentes” (Kuczynski
2016-8, Vizcarra 2018-20, Merino 2020, Sagasti 2020-1, Castillo 2021-2022,
Boluarte 2023). ¿Puede observar el lector la figura dominante en toda esta
secuencia?
Por supuesto que sí ¿verdad? Es la izquierda retrógrada y rapaz que, a
diferencia de otros países latinoamericanos ya conquistados, parcial o
totalmente, ha encontrado que Perú sabe defenderse, y tarde o temprano vencerá,
siguiendo los ejemplos de Argentina, Uruguay, Paraguay, El Salvador y Ecuador.
Bien afirma Carlos Sánchez Berzaín, eminente político boliviano y Director del
Interamerican Institute for Democracy con sede en Miami, que Latinoamérica se
está recuperando del asedio comunista internacional, quedando para más adelante
la batalla contra Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, narco-estados todos y
absolutos violadores de los derechos humanos.
Volviendo a nuestro Perú, la lucha no está para los ingenuos
o aquellos políticamente correctos. Como dice Javier Milei, “la lucha no es para los corderos, hay que
despertar a los leones”. Tenemos líderes en el país, pero las fuerzas
democráticas andan divididas en insensatos caudillajes, como si la experiencia
de esta docena de años con siete presidentes de la república fuera poca cosa.
A enero de 2024 el “bloque democrático” del Congreso
de la República se ha modificado de 79 congresistas hace tres años a un total
de 44 (22 de Fuerza Popular, 9 de Renovación Popular, 9 de Avanza País y 4 No
Agrupados). El bloque de izquierda de 51 congresistas ahora cuenta
frecuentemente con los votos de Acción Popular (15) y de “Alianza para César
Acuña” (11). Si recordamos que el APP preside el Congreso y que acaban de
blindar a la vizcarrista JNJ, ahora tenemos claro el insuficiente control a un
Estado hipertrofiado, lleno de caviares y próximo a nutrirse con un presupuesto
aprobado para este año de 240 mil millones de soles.
Volviendo al
título de la presente nota, es obvio que debemos tratar de recuperar nuestra
libertad y democracia.
De las instituciones tutelares, aún contamos con el
Tribunal Constitucional y las Fuerzas Armadas y Policiales. Los dos obstáculos más
importantes son la atomización democrática y la continuidad del ideologizado
Jurado Nacional de Elecciones. Es urgente que los constitucionalistas nos
aseguren contar con un JNE idóneo que reemplace al de Salas Arenas que
felizmente cesa a fines de este año, aunque ya la justicia caviar está
nombrando personajes cuestionados.
El JNE tenía 13 partidos inscritos en febrero 2023, 18
en abril y 25 a fines de diciembre, estando 9 en proceso de inscripción.
Revisando las listas, los grupos democráticos son: Avanza País, APRA, Fuerza
Popular, Libertad Popular, Renovación Popular y PPC (por inscribirse). Libertad
Popular es liderada por Rafael Belaúnde Llosa. Hay un Partido Patriótico del
Perú, liderado por un marino con buen CV. El resto es una mezcla variopinta de
impresentables (Perú Libre con sus anexos que hoy infestan el congreso, el
vizcarrista Perú Primero, el ANTAURO) y los grupúsculos de siempre. El APP de
Acuña y Acción Popular, ambos de deplorable desempeño en este congreso, seguro
serán castigados por Juan Pueblo en las próximas elecciones.
Revisemos “la unidad democrática” que potencialmente tenemos.
Avanza País y Renovación Popular son partidos pequeños sin líderes propuestos
para tentar la presidencia. Rafael López Aliaga, alcalde de Lima, ha indicado
terminar su mandato edil, pero su gestión puede catapultarlo políticamente más
adelante. El APRA, por ahora, solo tiene líderes congresales. Fuerza Popular,
esta vez, no debería ir a presidenciables, pero su apoyo a una lista única será más importante que nunca. Por ahora, parece
que quedan cuatro nombres que están considerando lanzar candidatura: 1 Roberto Chiabra León no tiene partido
inscrito pero ha dicho recientemente que “está
formando un partido propio para buscar la unión con otros partidos”. 2 Carlos Neuhaus Tudela acaba de ser
elegido presidente del aún no inscrito Partido Popular Cristiano, pero es un
político experimentado. 3 El nombre
de Rafael Belaúnde Llosa todavía
suena más que su partido Libertad Popular, aunque nuestro Nóbel acaba de
inscribirse en él; pienso que Rafael tiene las cualidades para sumarse antes
que dividir. 4 El otro nombre sin
partido pero que parece fuerte es Fernando
Cillóniz Benavides, que tiene conocimiento y experiencia. A estos nombres,
se han mencionado otros como Carlos
Añaños Jerí y Roque Benavides
Ganoza.
Estamos iniciando 2024 y, como se ha descrito, de aquí
a julio 2026 no existe la seguridad de poder arribar a un buen puerto. A
nuestra adormitada ciudadanía hay que recordarle que estamos en guerra y que el
enemigo todavía controla el barco. En Cusco, la madrugada del 1º de enero,
acaba de aparecer incógnito Rafael Correa buscando comprar un terreno. Este ex
dictador de Ecuador entró en problemas con la justicia y encontró refugio en
Bruselas donde vive muy cómodamente contratado por Rusia Today en español, que
por varios años entrevista a los repulsivos Lula, Morales, Cristina Kirchner y
muchos más. Lo probable es que está haciendo dupla con Evo para re-lanzar la
ofensiva separatista en el sur peruano, todo con dinero del comunismo
internacional. Otárola y Boluarte apoyaron el golpe contra la Fiscal Benavides
y nadie está seguro de los oleajes venideros.
Lo expresado arriba tiene que ser enfrentado por los
líderes democráticos para prevenir posibles embates contra nuestra libertad y
democracia. Sería prudente estar
preparados para antes de julio 2026. Urgen diálogos entre los políticos
nombrados con el fin de presentar y discutir concienzudos programas de
gobierno, mostrando madurez, desprendimiento, liderazgo y sobre todo, amor a la
patria y al bienestar de todos los peruanos.