lunes, 9 de septiembre de 2019

LAS MUERTES NEONATALES QUE PUBLICA AHORA LA PRENSA




El Perú es un país acostumbrado a reaccionar cuando las desgracias ocurren ya que sus gobernantes son incapaces de prevenirlas. Aparecen entonces la prensa, los “politólogos”, los vecinos y por supuesto las autoridades de diferente pelaje para “poner el grito en el cielo y rasgarse las vestiduras” ante lo que pudo prevenirse: las cortas vidas de los inocentes y las lágrimas de sus familiares.

Ahora, el país comprará incubadoras y tantos otros insumos, el tiempo pasará y la mediocridad organizativa seguirá igual cuando el cielo se despeje, hasta que aparezca una nueva tormenta.

Fue mera casualidad que “un diario de circulación nacional” publicara hoy una entrevista a un prominente economista nacional con el título de “Es sumamente difícil lograr cambios sustanciales”. Ante la pregunta: “Otro fetiche muy común entre políticos y académicos peruanos  es el de las reformas…”, la decepcionante respuesta fue “eso de hablar de grandes reformas es regresar a un discurso político”; y luego agregó “Para mí mejorar la eficiencia del motor económico del país es un problema del gobierno en mil cosas chicas”.

Y es que hablar de reformas en un país atrasado (léase en vías de desarrollo, si el amable lector desea) no es un fetiche. El fetichismo es un concepto marxista que parte del desencanto de la burguesía del siglo XVII. El presente que vivimos los peruanos no solo depende de la economía, sino de la lucha contra la corrupción y la formulación de reformas puntuales que deben tener dos características:


1.        Deben ser comunicadas a la población en términos absolutamente transparentes.
2.   Requieren de cambios profundos que tomará una o dos generaciones para lograrse.   Algunos cambios pueden ser rápidos (acreditación de nuestras 51 escuelas médicas) y   otros progresivos (agua y saneamiento a todo el país), para hablar de una reforma de la   Salud.

Desafortunadamente, la prensa, los “politólogos”, los vecinos y las autoridades de diferente pelaje no han mostrado ningún interés en planteamientos reformistas de los peruanos que vivimos muchos años en el exterior y regresamos para poner el hombro y colaborar juntos en revertir nuestro subdesarrollo.

Por ahora, solo puedo expresar mis sentidas condolencias a las familias tan injustamente afectadas.