martes, 23 de abril de 2013

PERUANOS: ¡DESPIERTEN!


PERUANOS: ¡DESPIERTEN!

El domingo 14 se consumó en Venezuela un escandaloso fraude electoral. En el Perú, la reacción fue vergonzosamente tibia, como si dependiéramos de los petrodólares que el engendro chavista utilizó para engañar a su pueblo, el mismo que hoy se debate con un 32% de pobreza crítica, inflación galopante, corrupción, inseguridad ciudadana con 52 asesinatos diarios y todo, cuando no, con la complicidad de la fuerza armada que siempre es el sostén de las dictaduras.

Me he quedado estupefacto al ver la increíble inicial apatía cívica de peruanos que laboran en los medios de comunicación y de nuestra venida a menos clase política. Sin embargo, la inmediata congratulación de Humala al aprendiz de dictador, seguida por la apresurada reunión de Unasur en Lima incluyendo a Piñera y Santos y luego, en Caracas, la vergonzante rendición de pleitesía del operador de "la hoja de ruta", motivaron una tardía protesta ciudadana cuya intensidad es difícil de medir por ahora.

En el congreso (que me dispense Martha Hildebrandt pero me niego a escribir la mayúscula), los toledistas y el nefasto grupúsculo que ahora mancillan el nombre de Belaúnde, unieron votos a la banda de gobiernistas para enviar a Humala a avergonzar al Perú. Esto hay que recordarlo y nunca perdonarlo.

Hasta aparecieron "los garantes", uno en Brasil y el otro desde no sé cual chingana, para "rasgarse las vestiduras" por haber jodido al Perú. Amigos periodistas, ha llegado la hora de hablar claro y fuerte. Ustedes saben que Humala está siguiendo los pasos de su maestro muerto. Como no tiene los quinientos mil millones de dólares que Chávez invirtió en el área social para comprar votos de los pobres venezolanos, el alumno tiene que ir más despacio con su "inclusión social" (así, entre comillas, no somos tontos). El costo solo puede ascender a 3,859 millones de soles este año y fueron 2,310 millones el 2012. Como bien se dijo, así no se crean ciudadanos sino clientes políticos. Pero habiendo declarado esto, uno no sabe cuánto se planea "invertir" para 2014, aunque tenemos ante nuestras narices la suma de 74 millones de soles presupuestados este año para "inteligencia policial", un 776% más que el año anterior, cifra que puede perfectamente ir para una naciente dictadura. Y hablando de costos, un excelente artículo por un conocido jurista nacional, refería que la gran Margaret Thatcher nos enseñó que el crecimiento y desarrollo sostenible solo pueden provenir de la iniciativa privada, nos alertó a no caer en cantos de quimeras y afirmaba que "el socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero de los demás".

Pero lo más lacerante para mi espíritu setentón es observar que los peruanos no hemos aprendido de nuestros gruesos errores históricos. Así, durante las últimas décadas del siglo XIX, mientras nuestro vecino del sur entraba en una vorágine armamentista para concretar sus intenciones expansivas, nuestros políticos y sus adláteres de la comunicación se dedicaban a luchas fratricidas por llegar al poder. De pronto, la nación y sus hijos sufrieron en carne propia los horrores de una guerra a la que no supieron prepararse.

Hoy, nuestro enemigo lo tenemos en casa y viene creciendo a vista y paciencia de nuestros políticos y comunicadores de turno. Todo comenzó con la debacle electoral del 2011, por la incapacidad de los líderes democráticos para hacer un frente común a fin de asegurar la continuidad de nuestro crecimiento. A ello se sumó el descarado apoyo económico del dictador chavista a su pupilo, ante la pasividad de la prensa, las autoridades electorales y los tristemente célebres "garantes". El presente gobierno se encontró con la mesa servida pero ha demostrado una evidente incapacidad para acelerar la marcha hacia el desarrollo con impostergables reformas y estímulo a inversiones privadas. El 25/10/2012 escribí en este blog "Solo la Educación Cívica salvara al Perú". Han pasado seis meses y ahora sabemos del estancamiento de las inversiones privadas, del aparente fracaso del proyecto minero Tintaya en Espinar, Cusco, de las voceadas intenciones de estatizar Petroperú con fines inconfesables y ahora el mismo Humala sacándose la máscara. Es, pues, la hora de desarrollar en el Perú la Educación Cívica de sus ciudadanos. Esta nos puede llevar a un pacto nacional para corregir los errores del presente y evitar que nuestro país retroceda a épocas a las que nunca debe volver. Es hora de buscar a líderes que cohesionen a una masa honesta e inteligente, libres de los actos vergonzosos que todos condenamos y llenos de amor por un pueblo que, podrá ser menos instruido y con recursos insuficientes, pero que por su nobleza y valentía merecen un país que los proteja y asegure a sus hijos el progreso que ellos no pudieron alcanzar.

¡Despierten peruanos y manos a la obra!