jueves, 17 de septiembre de 2020

VIZCARRA DEBE SER VACADO

 

Hoy, 17 de setiembre 2020, deseo dejar constancia de que estoy por la vacancia del presidente golpista.

Este aserto se origina con muchos meses de haber observado el errático proceder de un político provinciano que fortuitamente llegó al poder central, a pesar de tener una mochila cargada de problemas judiciales. Cuando su jefe defraudó lastimosamente a sus constituyentes, conspiró con sus enemigos políticos para que, lograda la renuncia presidencial, ocupara el cargo por sobre su compañera de fórmula.

Inició su mandato el 23/3/2018, pero cuando sus aliados trataron de controlarlo, cual moderno Judas Iscariote, cerró el ahora impopular Congreso apro-fujimorista valiéndose de un golpe constitucional, avalado por un ideologizado Tribunal Constitucional y el vergonzoso apoyo de las FFAA y Policiales. Esto ocurrió el 30/9/2019 y el autócrata convocó a elecciones de un nuevo congreso para enero 2020. El resultado trajo 9 grupos políticos, el primero obtuvo solo 10% de los votos y el último 6%; 16% de los votos eran nulos y se registró un 25% de ausentismo. “El congreso de Vizcarra” incluyó a politicastros, a un grupo de Antauro Humana (preso por asesinar policías) y a un grupúsculo de 9 comunistas.

A principios de 2020 era evidente que el gobierno marcaba un rumbo mediocre y estéril en obras. El escándalo de Odebrecht en el Perú que databa desde diciembre 2016 fue manejado con sospechosa complacencia por las autoridades judiciales, persiguiendo a opositores al régimen pero evitando molestar a los amigos. Los fiscales, adeptos al gobierno, no han logrado acusaciones formales pero si han encarcelado a algunos oponentes, especialmente a Keiko Fujimori, la otrora lideresa que no supo manejar su inesperado poder.

Pero al aparecer el nuevo coronavirus en el mundo, su llegada al Perú encontró un gobierno mediocre y pésimamente preparado a pesar de haber sido puntualmente advertido por la Organización Panamericana de Salud con 36 días de anticipación. Cientos de infectados que llegaron a nuestro aeropuerto a fines de febrero procedentes de Asia y Europa, no recibieron una prueba molecular, para esperar los resultados en las áreas VIP o en el hotel del aeropuerto, sino pasaron a sus casas porque “se sentían bien”. Asustado por la aparición de enfermos en distritos centrales de Lima, Vizcarra ordenó una cuarentena por 15 días y se ufanaba de lo temprano y oportuno de su acción, ocultando miserablemente que no había aprobado el informe de su ministerio de salud del 31 de enero y publicado en El Peruano al día siguiente. Esta gran mentira posibilitó que muchos peruanos elogiaran “la rápida respuesta del gobierno al Covid 19”.

A mediados de marzo el gobierno inicia una serie de desastrosas intervenciones, excluyendo el apoyo de respetados especialistas médicos o de los sectores privado, eclesiástico y la logística militar. Pedían lavarse las manos con frecuencia y no abarrotar los mercados, cuando grandes bolsones poblacionales carecen de agua potable o refrigeración en sus modestísimos hogares. Incluso ofrecían bonos, lo que originó más aglomeraciones y contagios. Pronto la Lima periférica y las provincias del norte y el oriente empezaron a experimentar crecientes números de fallecidos, lo cual se complicó por la falta de camas UCI y hasta el vital oxígeno. Seis meses después, el Perú lidera mundialmente en muertos por Covid-19 por millón de habitantes. Pero el encierro destrozó la economía, dirigida por una joven sin experiencia, e impedida por su jefe de recibir el auxilio de nuestros mejores economistas. A todo este desmadre no faltaron los usuales ejemplos de miserables corruptelas, que hoy conforman una creciente lista.

En junio se hizo evidente que Vizcarra y sus adláteres golpistas, criminalmente, estaban usando la pandemia para semi-inmovilizar al país y activar una infiltración comunista, apoyándose en una prensa comprada por millonario avisaje para ocultar errores y difundir mentirosas encuestas de aprobación. Era hora de pensar en las próximas elecciones de abril 2021. Todo hace suponer que “el Moqueguano” está maquinando como evadir a la justicia al final de su mandato.

Mientras tanto, el 10 de setiembre 2020 estalla el asunto de tres audios en el entorno de Palacio, autentificados por el propio Vizcarra y en el que participaban él y sus asistentes, Karem Roca (secretaria personal) y Mirian Morales (secretaria general del presidente). Los audios fueron escuchados en el Congreso. En ellos, se aprecia a Vizcarra coordinar con sus asistentes para que declaren ante el Parlamento y la Fiscalía que el polémico músico Richard Swing visitó solo dos veces Palacio de Gobierno y no cinco como ya habían declarado. Era sabido que Swing, apellidado Cisneros, era muy amigo de Vizcarra (al principio, negado por el presidente) y fue contratado en el Ministerio de Cultura bajo Salvador del Solar y después por Patricia Balbuena por un total de 155,400 soles. Se sabe que visitó a Vizcarra un total de ocho veces.

Otros audios han seguido que revelan una probable organización criminal en Palacio de Gobierno, dirigido por un mentiroso patológico y una camarilla de adláteres con oscuros intereses y que ciertamente constituyen un peligro para la ciudadanía, engañada por una prensa cuya complicidad ha sido comprada por avisos valorados en 175 millones de soles.

El abogado Enrique Ghersi, reputado constitucionalista, encuentra los siguientes delitos que se derivan de los audios de Vizcarra: “Obstrucción a la justicia, manipulación de testigos y alteración de pruebas, en una probable organización criminal enquistada en Palacio de Gobierno”. Sostiene el Dr. Ghersi que “los audios revelan una incapacidad moral absoluta para gobernar. Corresponde al Congreso, con respeto absoluto por el debido proceso, que haga cumplir estrictamente la ley”.

El artículo 113, capítulo IV (Poder Ejecutivo) de la Constitución Política del Perú de 1993, indica que la incapacidad moral para gobernar es causal de vacancia por el Congreso de la República.

El Congreso ha citado a Vizcarra para mañana viernes 18 de setiembre, quien puede ser acompañado por su abogado defensor. Naturalmente, el gobierno y su prensa cautiva, así como sus aliados en el Tribunal Constitucional y la Fiscalía, han intentado por todos los poderosos medios a su alcance bloquear la acción punitiva correspondiente al Congreso, muchos de cuyos miembros han sido sometidos a toda clase de maniobras y “acomodos” para no vacar a nuestro patológicamente mentiroso presidente.

Algunos distinguidos constitucionalistas, periodistas y peruanos consideran que no es conveniente optar por una vacancia mientras el Perú confronta la pandemia y su severa situación económica. Sin embargo, yo pienso que cualquier peruano que tome las riendas del poder, tendrá la visión de convocar a un nuevo y decente equipo ministerial que nos lleve a buen puerto, a pesar de la tormenta que ya vivimos. Ya es hora que los peruanos aprendan a “tomar el toro por las astas” y no refugiarse en la indefinición de los débiles y los pusilánimes. No es suficiente enseñar a nuestros niños Somos Libres. Tenemos que mostrarles el camino. Se trata, compatriotas, de parar no solo al comunismo sino también a la corrupción, al engaño y a la incultura cívica.