martes, 3 de febrero de 2015

ELECCIONES GENERALES OTRA VEZ


ELECCIONES GENERALES OTRA VEZ

Todo salió mal en 2011. Castañeda, Toledo y Kuczynski se auto-eliminaron y nos quedamos con Keiko y Ollanta. El candidato de Hugo Chávez, con petro-dólares y un mercenario brasileño, recibió increíblemente la vengativa adhesión de garantes que al final convencieron a nuestro indiferente e informal electorado. Así comenzó el desastroso declive de nuestro boom económico de las previas dos décadas. El pasado 2014, nuestro crecimiento solo fue 2.5%, el índice de pobreza apenas bajó 1%, las exportaciones cayeron 11% y la inversión privada se paralizó por las indecisiones y evidencias de corrupción de este mediocre gobierno. El admirador del dictador Velasco dejó pasar excelentes proyectos mineros y de infra-estructura, debido a su “antisistema mental”. Su chavismo lo evidenció en vergonzosas apariciones internacionales y hasta intentó vanamente su tristemente célebre “re-elección conyugal”.

En cuanto a la clase política, cabe señalar su debacle general, ausencia de líderes, pobre actuación congresal y el repudio mayoritario de la población. En general, el Perú sufre una seria crisis institucional. Los proyectos de reformas en nuestro país son presentados en forma incompleta y por demás improvisada, no por especialistas sino por grupúsculos de inexpertos. Una excepción son los esfuerzos educativos que, sin embargo, han dejado de lado la acreditación corporativa de las innumerables escuelas e institutos que diplomaron a más de 300,000 maestros. El gobierno y cierta prensa influyente creen que reformar la salud es hacer y equipar hospitales, olvidando un agresivo programa nacional de agua y saneamiento, atención primaria de la salud, reforma de la educación médica y el ejercicio profesional, así como el estudio financiero para lograr un verdadero  aseguramiento universal. El poder judicial y la policía siguen igual de corruptos y el resultado es la escandalosa inseguridad ciudadana que sigue en aumento, sin control.

Al desgobierno en que vivimos, se ha sumado una inquietante descomposición regional, como resultado de otra de nuestras muchas improvisaciones, la mal llamada y peor concebida descentralización de 2002. Durante este gobierno los Departamentos, ahora llamadas Regiones, recibieron presupuestos millonarios que en muchos casos se convirtieron en botines y corrupción. 19 de los 25 “caciques” regionales están procesados o investigados, dos en prisión. Las elecciones regionales y municipales de Octubre pasado trajeron algunos nombres ilustres (Ica) pero más de lo mismo en el resto (Cajamarca, Ancash, Madre de Dios, Pasco, Tumbes, Ayacucho y Loreto). Cada vez hay más voces autorizadas con duras críticas al proceso de descentralización.

No podemos soslayar el grave problema de nuestra 70% de informalidad laboral, con actividades de muy baja productividad y omisión del pago de impuestos. Según el Banco Mundial, esto se debe a: 1) malos servicios públicos, 2) marco normativo que agobia a las empresas formales y 3) débil capacidad de supervisión y ejecución del Estado. La fallida ley “Pulpin” es un ejemplo puntual de lo que es un gobierno improvisado. Este tipo de emprendimientos se forman y discuten con la debida antelación. Es hora que la ciudadanía entienda que el país no puede seguir cayendo en manos de aprendices. Desgraciadamente, luego de una elección, nunca faltan las “rabonas” que saltan al carromato para lucrar del poder y colocar a los advenedizos de siempre en un mundo ficticio y lisonjero.

Lo que más y más peruanos estamos ahora pensando es si nuestras inefables mayorías habrán aprendido la lección, si esta dolorosa realidad de ver a nuestra patria deteniendo su progreso producirá un amanecer cívico que los lleve a elegir políticos con probada capacidad intelectual.

En Abril 2013, este modesto blog pedía a los peruanos que despierten, recordándoles que la desunión de la clase política era similar a la de 1879, solo que esta vez el enemigo lo teníamos en casa, aquel que había hecho causa común con el fraude electoral venezolano. Abogábamos por un pacto nacional, buscando líderes que tiendan sus manos al pueblo, que es lo justo y necesario.

Exactamente un año después, el blog salía “Pensando en el 2016”, alertando a los compatriotas  que estábamos próximos a perder el tren de la historia, mientras las instituciones continuaban su marcha complaciente, muy criollas, informales, con sus características deficiencias en el capital humano. La competitividad y el civismo eran virtudes más bien foráneas y los políticos seguían muy ocupados con sus mezquinos intereses. Empero, la población ya mostraba su creciente desconfianza en el gobierno. Se conceptuaba que la búsqueda de líderes políticos era nuestra única esperanza, siempre y cuando se acompañasen de un equipo de expertos, sin cuyo concurso no habría despegue posible. Finalmente, se mencionaba el decisivo rol que le cabía a la juventud.

Ya en pleno 2015, vemos a la prensa inmersa en un enervante ruido político, gigante cortina de humo que ensombrece y confunde cuando, hoy más que nunca, los ciudadanos debemos abrazar un verdadero pensamiento proactivo para tomar las iniciativas que nos deparen las autoridades que verdaderamente merecemos. Lo que pensamos y hacemos ahora será determinante. Ninguna idea es buena si no va seguida del esfuerzo, del trabajo, de la disciplina y dedicación de los líderes. He ahí la clave. Aquí la prensa peruana debe asumir su responsabilidad histórica, llevando estos mensajes a los confines del país. No vamos a perder el tren. El poder electoral tiene que aplicar la ley y exigir una transparente rendición de cuentas y aportes, así como obtener información detallada de cada postulante, sin excepción. Si creen que es mucho trabajo, piensen en César Vallejo. Finalmente, es interés y obligación del Jurado Electoral la organización de debates políticos entre los candidatos a fin de que la población conozca los planes de gobierno de cada uno, pero no a la hora undécima sino con unos dos meses de anticipación. Si todos cumplimos con nuestras responsabilidades, no habrá la multitud de oportunistas mediocres y miserables que envilecen las aspiraciones de tanto peruano noble y trabajador.

Hay que dejar de aceptar al Perú informal, pensar que el indio sufre por explotadores, que no importa que se robe pero que se haga obra. El pensamiento reactivo no va más. Sin cultura cívica nunca seremos países de primer mundo. Hay que pensar que vamos a ganar, que algún día el cholo, el blanco, el rico y el pobre celebrarán alrededor de una mesa el despegue definitivo.  

 

Miraflores 3 de Febrero de 2015