lunes, 20 de junio de 2022

DURA NOTICIA Y LECCION PARA LATINOAMERICA

 

El resultado de las elecciones de ayer en la hermana república de Colombia, que nunca antes había elegido a un gobierno de izquierda, ha sido una dura noticia y lección para los demócratas latinoamericanos. La autopsia política de “una muerte anunciada” apareció publicada hoy por Vanessa Vallejo, economista y periodista colombiana exiliada en los Estados Unidos, cuya lectura se accede en internet. El American, de Washington D.C., detalla cómo Gustavo Petro, ex-guerrillero de las FARC, se benefició del descontento popular por los políticos tradicionales y del incondicional apoyo de los herederos de Pablo Escobar y el narcotráfico, para convertirse en presidente de la nación. La periodista concluye que “el futuro parece oscuro, pero el carácter de los colombianos siempre les ha permitido salvar al país. Es hora de hacer una reflexión sobre este suicidio colectivo y prepararnos para renacer de las cenizas”.

El origen de este blog de hoy fue una excelente presentación de Alfonso Baella el viernes pasado, en la que incluyó tres reportes:

1.                 Archivo Político de setiembre 2020: Estupenda Conferencia de Vanessa Vallejo sobre el Estado y la Familia, en el marco de la I Conferencia Digital Iberoamericana.

2.       Noviembre 2021: Entrevista televisiva de la periodista argentina Viviana Canosa al inteligente diputado Javier Milei, ahora candidato a las elecciones presidenciales del 2023 y quién, el mes pasado, presentó su libro “El Camino del Libertario” en la famosa Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

3.                  Conversación virtual con el ex Fiscal Supremo Tomás Gálvez, quién detalló con docencia y minuciosidad la pesadilla del defensor de la justicia que tuvo la valentía de enfrentarse a la mafia corrupta enquistada desde hace años en los Poderes del Estado.

En días pasados, veía con preocupación los efectos malsanos de la inteligencia castro-chavista que “jugaba en pared” con un poder judicial infestado de comunistas, apoyado por la prensa canalla de siempre, para hacer uso de malos policías y proteger la fuga de sucesivos delincuentes, amigos del muñecón que mantienen en palacio. Por otro lado, notaba el traicionero e irresponsable comportamiento de congresistas que ignoraron la evidente corrupción del poder electoral, para permitirle mantenerse en sus puestos con el fin de repetir el plato el próximo octubre.

Pensaba una vez más en la pasividad y silencio de muchos empresarios que ahora más que nunca pueden y deberían apoyar la resistencia de los grupos democráticos, cuyos líderes urgentemente requieren financiamiento y organización. Casi nos vamos quedando con la protesta ciudadana, hoy expresada como “la calle”. Cada vez más oímos voces que las marchas no deben ser en automóviles, sino con camiones contratados para traer y llevar al pueblo. Si no hacemos algo para lograrlo, el enemigo continuará utilizando nuestros impuestos para seguir con sus grotescos concejos descentralizados, cobardemente protegidos por multitud de fuerzas policiales, mientras las calles del país observan mansamente los desplazamientos alrededor de coliseos cerrados casi vacíos y que la prensa comprada se empeña en ocultar, engañando a la población.

Fue entonces que el programa de Baella me hizo pensar en los oradores para las marchas que tenemos. No dudo ni por un momento en el patriotismo y fervor de tantos buenos peruanos que tenemos. Sin embargo, es indudable que hay que determinar el escenario. Si nos falta un Belaúnde o un García, traigámoslos de fuera por un par de días para dar conferencias a la prensa democrática y asistir dos o tres de ellos a una gran marcha con escenarios bien montados y parlantes especiales. El costo será igual al alquiler de los camiones. Disculpen señores empresarios por sonarles el despertador.

 

Es la hora en que dos pueblos hermanos deberán rescatar a sus mayorías nacionales del yugo comunista. Pienso que la fuerza y experiencia de Colombia para liberar a su país del terror serán de gran ejemplo para la ciudadanía del Perú. ¿O, tal vez, el ejemplo será recíproco? Latinoamérica tiene sus ojos puestos en nosotros.