viernes, 6 de enero de 2017

NUESTRA POLÍTICA DE HOY… DE VUELTA AL PARQUE SALAZAR

Lo que hoy ocupa el parqueo norte de Larcomar fue el escenario obligado de la juventud en la década de los años cincuenta. Ahí quedaba la pista de patinaje, con sus tantas horas de sano esparcimiento y románticos encuentros.
Las últimas elecciones presidenciales permitieron a muchos de nosotros abrigar la esperanza, ahora sí, de soñar con un Perú moderno y con justicia social. Teníamos, por fin, un presidente de lujo, comparado con los que siguieron a la dictadura fujimorista. Porque, un peruano educado en Oxford y Princeton, conocido y respetado en el exterior y con importantes servicios prestados a la nación durante dos décadas no podría merecer otra calificación.
Seis meses después, la falta de cohesión política se ha hecho notar en un país donde se encuentran enemigos a la vuelta de cualquier esquina. El barco de este gobierno no se construyó en un astillero confiable. Sin mediar grandes tempestades, las uniones están crujiendo con demasiada frecuencia. Aparecieron los polizontes de siempre y una variopinta oficialidad, sin otro norte que satisfacer su irresponsable mezquindad.
El impresentable congreso anterior, como todos sus predecesores, no supieron presentar al pueblo una reforma electoral que resucitara al Senado de la República e instaurara elecciones congresales cada 2.5 años.
Otro fenómeno importante ocurrió este año cuando recién el 18 de enero se promulgó la Ley de Organizaciones Políticas (ley 30414), incrementando la valla electoral de 5% (fijada el 2006) en 1% por cada partido participando como alianzas políticas. Es sabido que el objetivo de la valla electoral es evitar la fragmentación en el Congreso. La Alianza Popular del Apra, Partido Popular Cristiano y Vamos Perú solo consiguió 5.8% de los votos, pero el Jurado Nacional de Elecciones validó sus 5 representantes apristas aduciendo que las alianzas se inscribieron antes del 12 de diciembre 2015. Con el fin de mantener su inscripción, muchas agrupaciones políticas se retiraron de la contienda electoral. Esto originó que finalizada la primera vuelta, 56.2% fujimoristas (72 de 130) salieron elegidos al congreso, mientras su candidata presidencial obtuvo 39.8% de los votos.
La irresponsable censura de uno de nuestros mejores ministros de educación fue el resultado de lo mediocre de nuestro ordenamiento electoral.
Volvamos al “Partido” del gobierno. En estos pasados seis meses, la ciudadanía está fastidiada por su decepcionante desempeño. La atomización de su grupúsculo congresal de 2011, formada en parte por los tránsfugas que ahora atacan al gobierno, fue el presagio de la falta de preparación política de nuestro ilustre Presidente.
Hace cinco años un amigo le aconsejó  a PPK convocar peruanos con una genuina vocación de servicio, expertos en sus respectivos campos, con una trayectoria personal y profesional intachable, para conformar una organización política diferente que pudiera aglutinar lo mejor de nuestra juventud estudiosa y emprendedora, con ideas nuevas y renovada energía. ¿Era mucho pedir? Por supuesto que no. Estos modelos de personas existen, pero están alejados de la política para no inmiscuirse con los muchos ejemplares que utilizan el poder para satisfacer apetitos personales.
Logrado el equipo y con suficiente antelación, se podrían haber detallado las reformas que necesita el país, discutirlas en grupos sectoriales y luego de algunos meses, publicar el por qué y el cómo de tales reformas, utilizando los medios periodísticos e informáticos para informar a la población en bases partidarias a lo largo y ancho del territorio nacional. Así, las propuestas electorales ya no serían electoreras, como se acostumbra en nuestro tercermundista país. Todos esperan la última hora para confeccionar un “plan de gobierno” que nunca llega a aplicarse ni remotamente.
Lo expuesto sería el único camino para un día ingresar a la Organización para la  Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) de los 34 países avanzados.
Por ahora, las patinadas de nuestro ilustre pero apolítico Presidente me retrotraen al Parque Salazar de mi juventud.



Pero, mientras soñamos en dulces recuerdos, ojalá que los jóvenes agarren la idea y se pongan a la obra.

Jorge Uceda